Sociedad Generadora de Vidas Inútiles
“Muere el hombre, desaparecen las sombras, ¡el prisionero es libre!”
Poema funerario, a dos voces,
de los pigmeos.
Buenos días bienvenidos a la Sociedad Generadora de Vidas Inútiles. Cada uno de ustedes es un espíritu potencialmente humano, sin embargo, pueden elegir si quiere pertenecer a esta raza o no. De querer ser un ser un poco más elemental, por ejemplo un perro, diríjanse a aquella sala donde los instruirán. De lo contrario, dentro de nueve meses un cuerpo le será asignado a cada uno de ustedes.
Ahora pueden seguirme, hay un par de indicaciones que debemos darles. Todas las instrucciones que les daremos de ahora en adelante quedarán almacenadas en lo que los humanos han dado en llamar “subconsciente”. Verán, al ingresar al sistema serán dotados de memoria, ésta les facilitará almacenar todas las vivencias en su paso por la tierra. Ésta es indispensable, ya que la ilusión del tiempo está dada por la misma y, de carecer de ésta no podrían interrelacionarse con el resto de sus congéneres. De todos modos como les decía, esta secuencia no será almacenada en la memoria lo que se dice consciente, sino en la inconsciente, es decir, no serán capaces de evocar estos recuerdos por voluntad propia, pero de igual forma estos regirán su comportamiento.
Por empezar deben aceptar que el mundo tal cual se les presenta es el único posible. Es importante que sepan que a lo largo de su vida pueden legar a plantearse lo contrario; es inútil que pierdan su tiempo, eventualmente se resignarán a la idea de que su realidad es la única realidad posible y que ésta es perfecta. A pesar de que el libre albedrío sea la idea aceptada en este momento por todos los mortales, tal cosa no existe, toda sucesión de hechos responde a un plan supremo. De modo tal que aceptarán todas las convenciones terrestres, cualquier intento de rebelión será penado con la muerte. A quien insista en cambiar el orden impuesto, pronto se lo catalogará como loco y simplemente dejará de ser tomado en serio. Este fantástico mecanismo protege esta institución, gracias a él, toda referencia a la misma pasa por mero producto del delirio. Cualquier persona normal está en condiciones de identificar y señalar este tipo de irregularidades en los otros y así aislarlos del común de la gente.
Sin embargo, son pocas las veces que esto ocurre. Si bien la mayoría se cuestiona de dónde procede, pocos indagan en sus recuerdos, y prefieren remitirse a la Fe en un ser superior que es denominado Dios. De esta manera confinan su alma y su espíritu a la voluntad del mismo a cambio de la tranquilidad creer resueltas todas sus dudas.
Se habrán dado cuenta que no es difícil seguir las reglas y que en la Tierra se han organizado de forma tal que todos las almas puedan integrarse sin problemas. Finalmente no deben olvidar el propósito por el que están aquí, ya que no hay tiempo para arrepentirse. Ahora se les dará un número, deben pasar por aquí, no hay anulación posible, se les recomienda no atentar contra su propia vida, ni con la de ninguno de sus pares.
|