Tu padre, hijo mío , es como un abrigo de lana bien cortado.El tejido, de lo mejor.Quizá un poco áspero al tacto, pero eso es porque es puro.La forma y costura ,clásicas, que si no fuera porque ¡Ay!, en este mundo todo pasa a mejor vida, te podría durar para siempre.Arropa, pero no pesa.Sus botones serios, bien fijados, no te dejarán con la piel al aire.Si bello, lo es por sobrio y sencillo.No es como uno de aquellos abrigos de moda, más aparentes, sí, pero que se arrugan con el primer uso y no resisten cuatro gotas de lluvia.Puedes presumir con ellos, no de ellos.Y para llegar a los lugares a los que yo querría que tú fueras no te van a proteger bastante.Para ver los paisajes que yo te deseo te hace falta...eso, un abrigo como el que tienes. |