Con el paso de los años Lunita fue creciendo. Cuando cumplió cinco años, sus papis le regalaron una Tortuguita.
Desde que su mamá le había contado la historia de Tamby, Lunita soñaba con tener una tortuguita, igual de traviesa como la que se quedó dormida en la arena.
Vio el regalo y sus ojos se agigantaron. Era grande, rectangular y venía con una gran moña de color verde. Con la ayuda de su mamá, Lunita rompió el papel y ¡vaya sorpresa! Una gran caja de vidrio, dentro de ella una tortuga.
-¡Tamby! gritó, saltando de alegría, sus ojitos se le iluminaron, estaba tan feliz con su tortuga que corrió a buscar unas hojitas de lechuga para alimentar a su amiguita.
Feliz, esa noche Lunita no necesito un cuento para dormir. Miró a su tortuga hasta quedar rendida en su cama, de tantas historias que imaginó mientras observaba como lentamente la Torguita asomaba su cabeza. Al día siguiente, despertó temprano para ver a Tamby. La tortuguita estaba sobre una roca que había en la caja de vidrio apoyada en dos patitas, mientras que con las otras dos, intentaba trepar. Lunita al verla se sorprendió…
Y recordó que en la historia su mamá contaba que Tamby, se subía a las rocas para alcanzar su gran sueño, volar.
-¡Mami! ¡mami! Llamó con fuerza, ¡Tamby quiere volar!
Su mamá al verla sonrió y juntas les rezongaron a esta tortuguita tan traviesa.
Lunita, fue al colegio con la novedad. Contó a todos sus compañeritos que tenía a Tamby en su casa. Una tortuguita testaruda que quería volar. Les contó además que esta tortuguita le daba mucho trabajo a mamá Tortuga, no hacía caso, y por no cumplir con los cuidados de su mamá, muchas veces se había lastimado, hasta se perdió una vez y gracias a la canción de una vieja cigarra la pudieron hallar.
Sin duda la historia de Lunita acaparó toda la atención de sus amiguitos y la maestra que sonreía al ver con el entusiasmo que contaba las travesuras de esta Tortuguita.
En el colegio no se hablaba de otra cosa. Tamby, era tan famosa que un día Lunita llevó a su tortuguita. Todos se divirtieron mucho viendo como la Tortuguita intentaba trepar la roca y caía panza arriba. Aprendieron a alimentarla y cuidarla.
Tamby, gustó tanto pero tanto a los compañeritos, que la maestra al verlos tan motivados, decidió traer una larva de mariposa. Las larvas son gusanos que cuando nacen no tienen alas, pero luego de una larga siesta se transforma en hermosas mariposas y ésta si puede volar.
Era el sueño de Tamby, pero Tamby era tortuga y las tortugas no mutan, solo crecen.
El día que la maestra presentó al nuevo integrante de la clase, este amiguito que deberían cuidar y alimentar cuidadosamente, para si aprender como una pequeña larvita que solo se arrastra entre las hojas de algún árbol, un día se envuelve por completo formando su capullo, hasta que lo rompe y finalmente puede volar, con alas grandes y de colores.
Ese día, aprendieron una canción que juntos cantaron para dar la bienvenida al amiguito gusano. La canción contaba la historia de una cuncuna que también quería volar igual que Tamby, la tortuguita de Lunita.
Esa tarde al regresar a su casa, lunita contó a su mamá lo aprendido en el colegio:
-¡Mamita! Tamby no es la única que quiere volar. Los gusanos también lo desean, lo desean tanto pero tanto que de pedirlo llegan a quedarse dormidos… sabes, ¡cuando se despiertan! Pueden volar, ¡si! Pueden volar, se transforman en hermosas mariposas, la maestra nos enseñó que eso se llama metamorfosis.
Lunita cantó a su mamá la canción que aprendió en el colegio. De pronto un ruido interrumpió a Lunita. Era Tamby. Se había subido a la roca, pero pronto cayó dándose un gran golpe.
-¡Mamita!, Tamby aún no aprende que no puede volar, que es una tortuguita y que las tortuguitas no vuelan.
Lunita con sus manitos suaves tomo a la tortuguita, y con su vocecita dulce comenzó a cantarle la canción de la concuna amarilla.
“Una cuncuna amarilla
debajo de un hongo vivía
ahí en medio de una rama
tenía escondida su cama
Comía pedazos de hojas
tomaba el sol en las copas
le gustaba subirse a mirar
a los bichitos que pueden volar…
un día le paso algo raro
Sentía su cuerpo inflado
no tuvo ganas de salir
solo quería dormir
se puso camisa de seda
se escondió en una gran higuera
todo el invierno durmió
y con alas se despertó…”
La tortuguita muy lentamente comenzó a mover sus patitas y al ritmo de la melodía balanceaba su cabecita mientras tímidamente se asomaba desde su caparazón.
Lunita extendió sus manitos para sostener a Tamby.
La tortuguita, a lo igual que Lunita cuando su mamá le cantaba la canción de Tamby, poco a poco se fue quedando dormida.
Juanita Radaelli ®
**La canción son estrofas del tema infantil , "Una Cuncuna" de Mazapan.-
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