Cuando los gritos se reprimen en el corazón y solo quedan lagrimas en el exterior,
cuando la razón se pierde en el mar de pensamientos,
cuando la soledad nos atrapa estando rodeados, asediados por el mar de gente,
cuando los extraños son mas cercanos que nunca, porque son iguales a ti.
Es entonces cuando aparece,
en tus ojos, en tu boca,
tu corazón se cierra,
tus aspiraciones han quedado encerradas tras la puerta que cruzaste a ciegas
y de la cual no tienes llave,
no queda nada,
solo ese sentimiento que te embarga y desespera,
que te arranca el sueño, las lagrimas y la tranquilidad,
la desazón se apodera de tu cuerpo como quien reclama un territorio virgen,
la desesperanza aparece y te ciega,
la angustia hace añicos tu voluntad,
la garganta se cierra y no hay gritos,
sólo silencios consentidos por el espíritu amedrentado,
y con estática agonía ves crecer el brote de amargura que nace en lo profundo de tu ser…
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