Caminando por las calles,pude ver, entre las sombras, la tristeza del mundo.
Me miró unos pocos segundos,pero para mi fue una eternidad.
No pude entender qué me trataban de decir sus ojos, porque era una batalla entre tribulación, congoja y angustia.

Seguí caminando y en el viento pude escuchar el llanto de la Tierra, la cual, entre sollozos, me decía que estaba harta del dolor y tortura ala que la sometían los hombres.

Me detuve y empezó a llover, entre las gostas cristalinas había algo diferente, al momento, entendí que no era lluvia sino las lágrimas provenientes del corazón del Universo.

Cuando llegué a mi casa, me acostéen el césped del patio, las hojas empezaron a temblar y se veían tan frágiles como un bebé recién nacido…

Cerré mis ojos y lloré,
Dios me había estado hablando
y lo ignoré…