Aquel gaucho era de goma; No tenia un corazón, tenia por lo menos tres. Uno para vivir, otro para amar y otro para aguantar la tremenda combinacion de sol fuerte, gordura y cagna blanca. Yo pude ver, sentir los tres en aquella tarde de verano en la plaza.
Nadie me habia enseñado que un hombre puede tener tres corazones. Y por eso me desesperé.!Le vá a venir un infarto! Sacále la botella de sus manos. Mi viejo estaba a mi lado, no me hizo caso, siguio tranquilo apenas incomodado por el calor del verano.
Pá mejor el gaucho era bonachón, ofrecia su cagna a todas las personas que su borrachera de novela le permitia ver. Yo no era el unico asustado, dos turistas montevideanas, con sus formas de asustarse, tambien estaba disimulando la emocion, se preocupaban con el gaucho del carro. El hyppie sin camisa, era otra que de tranquilo no tenia nada por la resencia del hombre.
No gracias, y un toque de cariño, unas ganas gigantes de compartir con el la cagna sólo para hacerle el gusto.
Viendo tres corazones en alguien, y con aquel sol y gordura, un hombre se cura de sus cobardías, pasa a decirse !que miedo ni que miedo!
Sentado, chatito parecia pensar que ni todo era pa' fiesta; La cosa no estava para tirar manteca al techo. Sus hijos estarian en cualquier rincon del mundo, pero su china vieja seguramente ya habia terminado de fregar, lo esperaba. Estaba chatito en una sombrita que le permitia ver su carro y su fiel caballo, chatito pero no arrepentido del chupe de aquel dominguito que para muchos moderados habia sido de terror.
Como le costó subir en el carro, y yo ya me habia acostumbrado con aquellos 3 corazones de acero y amor. que caballito enseñado aquel... parecia doblar por cuenta propia la esquina de la plaza, parecia saber de memoria el camino de casa.
Llegaron bien.
Dije a mi mismo que solamente un corazon es muy poco para vivir esta vida, especialmente los dominguitos que para muchos serán siempre de terror interno. |