Y en realidad pude aceptar que mi única ambición, tras recibir tus duras palabras... intensas como puñales tristes y fríos, era la dicha de algunos minutos de meditación. Minutos qu no eran más los mismos, pues no se adornaban de aquellas ganas (que eran casi una obligación) de continuar. Nunca se estaba segura, pero finalmente, caramba... continuaba. Ahora me falta el empuje: No deja de ser absurdo para mí... quererte tanto, y por tu cercanìa convertirme en una crédula y no jerarquizada Madame Bovary... Hoy,Madame Bovary comprende por fin, que no es leyenda sin matices trágicos, y que dista mucho aún de ser aquella protagonista con el final feliz. ¿Y qué es lo que busco entonces? ¿Felicidad o delicias interesantemente tristes? Aun no lo sé... Pero comprendo que me urge tomar decisiones. Al menos sobre personajes... se que no soy ni seré jamás Madame Bovary.
El y yo, para estas horas, ya somos historia. Y yo se que nada ha sido dicho... pero todo ha sido comprendido. Las razones, el desenlace... Triste como un poema de Vallejo... Triste como el huir de una gaviota... Lo mismo digo: hoy no me funcionan ni las metáforas.
Sobre actitudes... ignoro a grandes magnitudes, y eso es muy obvio. El resplandor de una ilusión claudica con el devenir de una lágrima... y el corazón late un poco más fuerte y no logro borrar mi deseo aún... de olvidar que si tu...¡ya no tiene sentido siquiera repetirlo! No cabe duda que me hiciste añicos el corazón... y eso que me he juado que esto no va a dolerme...Quiero llorar, ¿por qué tpar el sol con un dedo? Conservarè entonces la mirada triste, innata e inminente... Lo he perdido todo...Y te odio con toda mi alma, ser, cuerpo y corazón. Y te amo aún con mucho más que eso.
No cabe duda que sigo conservando el estigma de la chica de los amores infortuitos... y los amigos del café.
Te ruego vida mía, dame algo de emoción, algo de fragancias, algo de personajes y algo de historias...Historias que quiera contar, y por las que quisierallorar. Historias ... que sean historias de verdad.
Y así se cierra un libro contigo y me animo a volver a empezar. Hoy, ni los remordimientos ni los corazones rotos me destruiran...
¿Pero... por qué será que no me siento tan optimista? |