En tu soledad,
una paleta de colores nublados
pinta el lienzo casi transparente.
En mi extrañarte,
la radio aburre.
No hay canción que desee bailar.
Las siete notas se hacen una sola,
repetida hasta el silencio.
Es inútil cuando no estás.
La tinta no sale de mi birome:
todas las palabras son pecado
si no puedo pronunciar tu nombre.
Entonces:
¡Mariana! (quedo absuelto)
Y el poema,
tan sólo una excusa.
Levantá la vista y besame,
como nunca, como siempre.
Texto agregado el 25-07-2005, y leído por 105
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