No sé lo que pasó después de que te fuiste, sólo sentí que al alejarte mis pensamientos encontraron su refugio en tus lindos ojos, tan profundos.

No quería que te fueras, entonces te abracé deseando que ese abrazo durara para siempre, pero todos mis anhelos se deshicieron y nunca regresaron.

Tus palabras alimentaron la ilusión, pero de repente todo quedó en el vacío, pues comprendí lo imposible de ponerme al lado de tus sueños.

Hoy, al mirar mis ciegos ojos en el espejo, sólo veo una gran duda.