No puedo dormir porque das vueltas en mi cabeza; el frío de la noche no se compara con el que siento cuando, al llegar la hora, te marchas para dejarme otra vez despierta... incapaz de no pensar y entregarme al silencio; las palabras se me escapan de este hoy que casi es mañana mientras yo, engañada bajo esta luz tenue, trato de darles sentido.

Y trato de decirlo, pero es que la soledad de las horas me hace sentir inoportuna, de nuevo esa soledad a la que me condenas cada vez que llega la despedida...y otra vez te marchas para dejarme despierta, tal como ahora, cuando ya no sé quién es la que escribe y no puedo distinguir entre el insomnio y el sueño.

Ahora lucho contra la inexactitud de mis palabras, la imprecisión de mis ideas... Una hora más bastaría para que todo esto no fuera más que un sueño y hoy no fuera más que ayer, pero cada vez que me dejas, noches como hoy se hacen interminables. Y mientras miro el reloj contando las horas que faltan para estar una vez más contigo, deseando que esta vez ya no haya despedida, trato de decirlo.