Hoy te ví mi niña, ¡Por Dios que has crecido!,
pero si ayer te vi jugar, ¿tanto tiempo ha transcurrido?,
no te he podido ver crecer, ¡cuánto tiempo se ha perdido!,
pero no puedo negar, que me sentí siempre querido.
Recuerdo que cuando llegaba, corrías a saludarme,
tus lindos ojitos brillaban, y saltabas para abrazarme,
eras la primera que corría a mis brazos para besarme,
¡Supieras cuánto me gustaba, solías siempre alegrarme!.
No puedo dejar de hablar, de tu gran inteligencia,
de tu calidez humana, tu dulzura y transparencia,
de tus calificaciones, casi siempre de excelencia,
iluminas de alegría, tu entorno con tu presencia.
Aún tu ternura perdura, sigues siendo cariñosa,
ya no eres una niñita, sino una nena preciosa,
los muchachos de tu edad, ven una chica hermosa,
talvez muy pronto llegue, a tus manos un ramo de rosas. |