Me siento atada a cadenas ardientes.
Me siento atada a una tristeza intrascendente.
Me siento atada a una vida combaleciente.

¿Por qué me mira la gente? ¿Acaso ve en mi reflejada la muerte?
¿Por qué me mira la gente? ¿Acaso ven en mi los miedos a los que temen?
Y si tanta curiosidad les produzco, ¿por qué no preguntan y así se quedan agusto?
Por una simple razón, por el miedo a la muerte, por el miedo a perder su corazón.

¿Angel muy querido, porqué no vienes y me llevas contigo?
¿Angel muy querido, es qué acaso no merezco yo tu reino elegido?
Llevame ya contigo, ángel mal amigo, salvame de este sufrimiento,
Salvame de esta esclavitud, de tal manera que por fin nade sin inquietud.

Las cadenas me están haciendo agonizar.
La jaula me está dando en que pensar.
Me dice que de esta no me voy a salvar, y solo tendre que esperar a que pueda descansar.