Obsesión
Soy tuya, Dios lo sabe por que,
ya comprendo que habrás de abandonarme,
fríamente, mañana,
y que bajo el encanto de mis ojos,
te gana otro encanto el deseo,
pero no me defiendo.
Espero que esto un día cualquiera se concluya,
pues intuyo, al instante, lo que piensas o quieres.
Con voz indiferente te hablo de otras mujeres
y hasta ensayo el elogio de alguna que fue tuya.
Pero tu sabes menos que yo, y algo orgulloso,
de que te pertenezca, en tu juego engañoso
persistes, con un aire de actor del papel dueño.
Yo te miro callada con mi dulce sonrisa,
y cuando te entusiasmas, pienso: no te des prisa,
no eres tu el que me engaña: quien me engaña
... es mi sueño.
Alfonsina Storni - Argentina
-Pero puedo mandarlo a visitar a su Abuela, de vez en cuando! Me dijo Victoria, podría jurar que lo tomaba como una relación permanente, estaba loca.
Empezaba el año de 1955, pronto cumpliría diecisiete años, acababa de tener una maravillosa experiencia sexual con Victoria, que a pesar de su edad y de ser la madre de mi amigo Eugenio, se había comportado como una niña sin experiencia en su primera noche de amor.
A las seis de la tarde llegue de vuelta a mi casa, mi papá parecería que me estaba esperando, pues ni bien entre.
-Por si acaso… Le dije a tu madre que fuiste a ayudar a Antonio y que volverías tarde. Me dijo el mejor cómplice que siempre tuve.
Esa noche al reunirme con la Pandilla en el malecón, que lucia sucio nuevamente después de la loca fiesta de anoche, los restos del castillo de fuegos artificiales permanecían rotos en la playa, había botellas vacías y platos sucios de cartón por todos lados, las guirnaldas se estaban deshaciendo por la llovizna de esta mañana.
-Mí papá me ha botado de la casa, por haber bailado con Rosita públicamente. Se quejó el Pela todo cabizbajo.
-No se que hacer. Continuó.
-Puedes dormir en mi casa, estoy solo. Ofreció el Químico.
-Conozco a mi tío, te va ha perdonar muy pronto. Opino Dios dando por terminada la materia.
Continuamos la conversación sobre la fiesta y de sus efectos hasta casi media noche y quedamos en reunirnos en la Plaza de Armas temprano para ir a la Boca del Rió.
◙ Son casi las doce, mejor paro de leer y de soñar con esta maravillosa experiencia, voy a dormir esta noche con las ventanas abiertas, para que se vaya el mal olor a grasa quemada, mañana buscare flores y arreglare la casa para que Arturo se sienta a gusto cuando venga a visitarme.
Al llegar a la Plaza en la mañana, ya estaban allí el Pela con cara de no haber dormido bien, Dios que llevaba sus Patas de Rana y careta de buceo, el Pájaro Rosas estrenaba, pantalón y camisa nuevos; los Mellizos nunca participaban de esta clase de actividades, también se encontraban Cecilia, Pocha, Florimer, Rita y dos chicas visitantes que lucían esplendorosas y sobre todo inexploradas.
◙ Siento como si hubiera sido en sueño, Arturo me ha hecho renacer a la vida, creía que el amor estaba terminado para mí, hasta que bailamos en la fiesta y el me hizo suya, no se que hacer con Eugenio, espero que el comprenda… estoy loca, mi hijo no debe saberlo, no lo comprendería, pero yo amo a Arturo, lo necesito… ¿A qué hora vendrá a visitarme?... Mejor limpio, pongo las flores en el jarrón y arreglo la casa de una vez, por si el viene temprano, seguro que no ve la hora de estar conmigo nuevamente.
Nos subimos todos a la parte trasera de la camioneta de reparto y el chofer de la Caja de Depósitos nos condujo hacia el río Jequetepeque, 21 kilómetros por una trocha carrozable que hacia saltar el vehículo en cada bache haciendo que los pechos de Leticia saltaran espontáneamente, que buen par, para ser flaquita en todo lo de mas.
Comimos ceviche de camarones donde la “Mujer sin Alma”, cocinados solo en limón y ají, con camote sancochado y choclo tierno, rematamos con un seco de res de chuparse los dedos, algunos bebieron cerveza, pero yo continué mi dieta liquida de Coca Cola.
◙ Ya es medio día y Arturo no viene. ¿Le habrá pasado algo?... ¡Espero que no!... Fuera terrible encontrarlo para perderlo inmediatamente… ¿Será buena idea, ir a su casa para ver que le pasa?... Tendré que buscar un pretexto creíble para justificarlo… ¿Qué tal recoger un libro prestado?... ¿No lo pondré en evidencia con su familia?... ¡Dios mío ayúdame no se que hacer!
Ropas de baño y a nadar, jugar boleyball en la playa, Dios se puso a marisquear y capturo un pulpo de mediano tamaño que fue regresado al mar ante las suplicas de las niñas, Pocha no me dejaba ni a sol ni a sombra, pero yo quería intimar con Leticia, una de las recién llegadas, la situación se estaba poniendo algo incomoda, corte por lo sano y me metí al mar, Pocha me siguió.
-Enséñame a nadar, no seas malo. Pidió Pocha insinuante.
-Échate acá sobre mis manos, para que flotes y puedas aprender. Pocha obedeció y se echo en el agua, mis manos quedaron a la altura de su abdomen y ella laxó su cuerpo intentando flotar.
Como al descuido, corrí mi mano derecha casi hasta su bajo vientre; ella no opuso ninguna resistencia, seguí corriéndola para ver que pasa y le llegue a tocar el monte de Venus, ella sonrió abiertamente, como diciendo tuyo.
Pero como con las chicas de la clase alta de Pacasmayo el tirártela significaba, cárcel o matrimonio; volví mi mano a la posición original mientras decía.
-Perdón se me resbalo. Pero ya sabia que tenia una rendida admiradora.
Practico a nadar un poco más, pero siempre que la soltaba se hundía y tragaba agua salada, así que salí a la orilla y Pocha me siguió.
-Mi prima Pocha nada mejor que un pez, te a estado jugando una broma. Me dijo el Pela en frente a ella.
Pocha arranco a reír y me aleje del grupo, pretendiendo enojo.
Regresamos antes que se pusiera el sol y calabaza, calabaza cada uno para su casa.
Al entrar a mi casa mi hermana Carmen me dijo.
-Vino una de tus profesoras a recoger un libro que le debes, devuélveselo para que no quedes mal.
Que raro, no le debo un libro a nadie. ¿Te dijo su nombre?
-No, pero creo que es la mamá de tu amigo, ese que estudiabas con el.
Al día siguiente vestido en ropa de baño, me dirigía a la playa para encontrarme con los muchachos de la Pandilla era todavía muy temprano, pero no tenia nada mejor que hacer.
◙ Por fin se aparece Arturo, ya era tiempo hace una hora que lo espero.
-Buenos días Arturo… ¡Te olvidaste que yo existo! Me dijo Victoria molesta.
-Buenos días Victoria… ¿Por qué dices eso?
-Te vas a la playa con otras mujeres, ayer no me has ido a visitar y tengo que buscarte arriesgándome a que la gente murmure.
Lo sospechado Victoria cree que lo nuestro es un amor romántico como de novela rosa y permanente, esto tenemos que aclararlo.
-Tenemos que hablar a solas y en privado. Le dije.
-Vete para tu casa que yo me visto y te sigo.
-Después me dejas plantada, de nuevo. Arguyó Victoria empezando a hacer una escena de celos en medio del malecón.
-Por favor anda a tu casa, te juro que te sigo. Le replique mientras andaba en dirección a mi casa.
Ella me siguió por un trecho hasta darse cuenta que realmente iba a mi casa.
◙ Juro que si Arturo no va para mi casa, regreso y le hago un escándalo, ha venido a perturbar mi tranquilidad, ha abusado de mi y luego me deja abandonada.
Me bañe, vestí y tomé el ómnibus de Velásquez a San Pedro, ya allí fui a la oficina de mi padre en busca de consejo.
-La cagada papá, Victoria se ha vuelto posesiva, cree que soy su enamorado y me ha hecho una escena en el malecón.
-¿Hace cuanto tiempo que tienes relaciones con ella?
-Anteayer fue la primera vez que dormí con ella.
-¿Le has hablado de amor o hecho alguna falsa promesa?
-¡No papá!… Inclusive le dije que no se enamorara de mi, que yo no soy para una sola mujer.
-Entonces tienes que encararla, decírselo y terminar con ella de una vez por todas, porque si no ella va hacer tu vida miserable. Me dijo terminante.
-En cambio Lola nunca nos molesto, con cojudeces… ¿Verdad? Me dijo guiñándome un ojo.
-¡Papá!… ¿Tu también te la tirabas? Exclame boquiabierto.
-La vieja no te daba alternativa y estaba buenísima. Contestó y arrancamos a reír.
Dispuesto a aclarar la vaina, me dirigí a la casa de Victoria.
Al llegar, Victoria abrió la puerta, me hizo pasar e intento darme un beso.
◙ ¿Qué le pasa? que me aparta y no me deja besarlo… ¿Ya no me ama?
-¡Victoria!... Tenemos que ponernos de acuerdo, lo que sucedió en el malecón no tiene razón de ser. Le dije, impidiendo el beso.
◙ Arturo me ha usado, ha venido a perturbar mi tranquilidad, ha abusado de mí, luego me deja abandonada. ¿Y se molesta porque lo busco?
-Lo que sucedió entre nosotros fue exclusivamente el producto de la noche, la luna, la fiesta, la música y deseo animal; tu estas sola hace quince años y has confundido la atracción sexual que tuvimos anteanoche con el amor espiritual en que yo no creo. Le dije intentando que ella comprendiera su locura.
-Yo lo hice porque hace tiempo que te amo, hace tiempo que sueño contigo, tú eres la clase de hombre que siempre quise, que siempre busque.
-¡Victoria!... Recapacita… ¡Escúchame!... Quiero decirte algo, que quizás no entiendas.
-El problema es que la mujer siempre confunde amor con deseo, sin comprender que son dos cosas separadas, puede haber sexo sin amor y amor sin sexo; lo nuestro fue exclusivamente sexo. Como psicóloga que eres sabes que lo que tu tienes es un espejismo, crees encontrar en mí al padre de tu hijo, sin pensar que el es de mi misma edad y que somos como hermanos.
◙ Tiene razón este muchacho, esa noche me deje llevar por mi soledad y el deseo reprimido de tantos años, para colmo de males me hizo sentir lo que nunca había experimentado con el padre de Eugenio y me confundí.
-Tienes razón, perdóname me sentí sola, perdí la cabeza, nunca mas volverá a pasar.
◙ No sabia donde meterme, me sentía avergonzada al comprender que esto era solo una obsesión y arranque a llorar.
Al verla llorar arrepentida, pensé que tal vez yo había sido muy duro, ella se estaba portando otra vez como una niña, como una niña que perdió su muñeca, me sentí mal, me culpe a mi mismo por su llanto, en el fondo yo la quería, no era amor, pero si cariño y sobre todo deseo.
Ya te lo he dicho, era una mujer todavía joven, muy bien cuidada, con una brillante educación, muy amplia cultura y con todo un sin fin de trucos sexuales por aprender.
-Victoria, ven acá. Le dije abriendo los brazos, ella se refugio en ellos y yo la bese en sus labios que se abrieron respondiendo a la caricia con avidez.
Nuevamente, mi sexo se sintió inquieto y empezó una conversación táctil, a través de la ropa con el de Victoria que respondió ávida de pasión.
◙ Dejando de lado nuestras diferencias Arturo me abrazo y me beso con frenesí en los labios, sentí su sexo impaciente tocar a mi puerta; todo mi ser se abandono en sus manos, me olvide que yo había estado llorando cuando el bebió mis lagrimas.
◙ Arturo casi me arrastro a la cama, me despojo de mi calzón y solo levantándome la falda, me poseyó como un loco. ¿Si esto es el paraíso?... No quiero regresar.
◙ Luego con toda delicadeza, removió mi vestido y mi ropa interior, mientras yo lo desvestía, nos metimos a la cama para descansar, eran las tres de la tarde.
◙ -¿Qué quieres comer? Le pregunte mientras lo acariciaba, sin la menor duda el era mi hombre.
- ¡Solo a ti! Me respondió riendo.
◙ De todas maneras, así desnuda prepare café y emparedados de jamón, que lleve al dormitorio, acurrucados el uno con el otro bebimos el café y dimos final a los emparedados.
Que tal vaina, tuve que hacerle el amor en una cama llena de migaja de pan, era algo incomodo, pero cuando llegamos al unísono a la explosión neurológica del éxtasis que todos llaman orgasmo, la miga, el pan, la cama y el mundo habían dejado de tener algún sentido.
A las ocho de la noche, decidimos que era hora de levantarse, vestirse y seguir con la vida, nuestra ropa estaba regada por toda la habitación, las flores en el jarrón de la sala perfumaban la casa.
- Entonces… ¿En que quedamos? Me pregunto Victoria para decidir nuestro futuro.
-Somos amigos sexuales… Yo no creo en el amor… No he nacido para una sola mujer… Le conteste sonriente.
◙ Ya que no podía tener su alma, cuando menos lograba ser dueña de su cuerpo; pero por muy corto tiempo.
-Alguna vez vas a encontrar a una mujer, que va ha ser tu dueña en cuerpo y alma. Me dijo a Victoria, mientras me secaba al salir de la ducha.
-¡Todavía no ha nacido la mujer que me ha de dominar! Le conteste molesto.
Pero Victoria tenia razón… también yo…
Veinticinco años mas tarde yo me encontraba sentado en mi escritorio, revisando un balance de contabilidad, cuando:
-Perdone que lo moleste, vengo por el aviso sobre el trabajo de Secretaria. Me dijo ella entrando en la oficina.
-Pase y siéntese.
-¿Qué edad tiene usted? y ¿Cómo se llama? Le pregunte.
-Tengo veinticuatro años y me llamo Liliana, pero… pero casi todos me llaman Laly. Dijo ella.
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