Mírame fijo, con los ojos bien abiertos.
Ves que mis ojos están cosidos por flagelos de tus prohibiciones.
Solo mis manos están libres para explicarte lo que siento,
hundiendo mis dedos en las teclas amarillentas del antiguo piano en nuestra sala.
Pero tus oídos están cubiertos
por tus palabras mentirosas y oxidadas por el tiempo transcurrido.
…ya ni siquiera puedo amarte…
Texto agregado el 22-07-2005, y leído por 193
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