Por qué ya no llegas para abrazarte, para dormirte de nuevo en mis brazos al sentir mi alma fundirse en la tuya y tu corazón palpitando haga al mío palpitar de nuevo.

Por qué la voz se me extingue cuando en vano intento pronunciar tu nombre, cuando quiero gritarte un poema y llorarte con una canción.

Por qué este abismo me separa de tu vida y no me permite tocarte, sentir en mis manos tu existencia y saber que de nuevo nos encontramos en uno solo.

Ahora te siento, te veo, aunque no de la misma
forma. No me lo dices, pero sé que te quedarás conmigo en la eternidad; rompiste ese abismo y hoy, al fin, llegas para abrazarte.