Mi querida hermanita, a veces tan cariñosa, otras tan pesada, aún así, yo te quiero mucho.
Recuerdo cuando naciste, eras tan pequeñita y tan morenita, mientras mi mamá hablaba con mis tíos me dejaban tomarte en brazos, claro que me tenían vigilada, pues tan solo tenía 7 años. Me encontraba muy contenta, pues siempre había querido una hermanita pequeña para jugar, aunque a veces diga que me arrepiento de que hayas nacido, no es lo que siento, porque si no estuvieses, te echaría de menos a cada momento, no sólo yo, también todos en la casa...
En muchas ocasiones yo te cuidaba cuando mi mamá no estaba, te cambiaba los pañales, te preparaba la leche y te vestía, era una tarea complicada, porque a veces te portabas mal, pero ¿Qué más podía hacer?. Además a mí me gustaba hacer aquellas tareas, sentía que yo era una mamá que cuidaba a su hijita querida.
Hoy en día vas a cumplir 9 años y yo 16 años, nacimos en el mismo mes, pero ambas somos tan diferentes, tanto física como sicológicamente. Tú eres morena y yo soy trigueña, te gustan las salidas con tus amigos, yo prefiero quedarme en casa, eso y tantas otras cosas son las que nos separan, aún así somos hermanas y aunque seamos diferentes de carácter, nos une un lazo de sangre indestructible.
No siempre demuestro mis sentimientos, hay ocasiones en que yo me enoje conmigo o te rete por algo malo que hagas, pero aún así yo te quiero mucho y no hay otra hermana mejor para mí que tú...
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