Ese día me desperté como casi todos los otros con un dolor de espalda que me subía por el cuello e irrumpía en mi cabeza con electricidad y mal humor; pase por el baño como siempre, y luego por la cocina a ver si un buen café podía aliviar mi mal humor; después de unos sorbos tome el diario y me dispuse a leerlo; el titulo de tapa ya hacia predecir que ese era un día muy importante para la humanidad, MEA culpa de la Iglesia; pero la hora de la salida se acercaba y no disponía de mucho tiempo, fui hasta la hoja indicada y alcance a leer un pedazo del manuscrito escrito por el Padre en persona, y decía , La Iglesia pide perdón por todos los pecados cometidos en defensa de la verdad. Apresurado por mi mujer cerré el diario y me dispuse a dirigirme a mi trabajo. Ya en el auto y con el dolor de espaldas azotándome otra vez y mis niños gritando, como loco en la cancha; recordé las palabras pide perdón por todos los pecados cometidos, un rápido pensamiento me llevo a decir que bueno que por fin la iglesia acepte su culpa en la muerte de miles de personas ya sean gitanos, judíos o nativos; Perdón por fin, ya hasta era gracioso los 200 años que discutieron para saber si los negros tenían alma y parecía ingenua la forma en que se eludió el termino esclavo para los nativos americanos por que ellos si tenían alma y por eso no se los podía vender o como se maltrato a Copernico o como a tantos otros eruditos, bueno por fin la verdad triunfa. Entonces mi dolor de espalda paso a mis entrañas en forma de nudo al recordar las palabras en defensa de la verdad y entonces que verdad triunfa la que ellos defendieron o la verdad de sus muertos, ninguna, sus muertos siguen muertos y ellos piensan igual, sino por que poner la palabra verdad, triunfa mi verdad, cual es la verdad, hay miles de muertos, yo sigo aquí, y ellos en su palacio; entonces me acorde; cuando aquel padre me pregunto aquella vez por mis pecados y yo tan solo balbucee unas cuantas tonterías y pedí perdón, nunca le conté ciertas cosas, por que eran mías, eran mis verdades, eran lo que me hacían yo, no condescendían con lo que el pensaba, pero yo soy tanto mis deseos como mis actos y no me arrepiento de ellos, y entonces encontré la palabra que estaba buscando, arrepentimiento, ellos pregonan que para que haya perdón debe de haber arrepentimiento, es arrepentirse pedir perdón por pecados cometidos en defensa de la verdad, la palabra defensa implica que su verdad podía caer si no se torturaba o mataba a ciertas personas, y que mejor que mi verdad caiga para construir una nueva mejor y mas adaptada a la realidad, por que eso es la verdad, la realidad; y estos Reyes consideran que es necesario defenderla y por ende no arrepentirse de lo que se hizo por mantenerla y si esta estuviera bajo el yugo del terror nuevamente se alzarían en armas a un nuevo genocidio ya sea contra ala o contra el dios negro que vive bajo la arena, eso no les importaría, solo les importa que el imperio no caiga. Que hipocresía, que horrible día para la humanidad, se dice por ahí que la historia la escriben los que ganan y ellos ganaron en el oscurantismo y esta es su historia, nadie hablo ese día mas que del gran gesto, no se escucharon mas que alabanzas, nadie comento ni por lo bajo las verdades de los muertos, como aquella que decía que la tierra no es el centro del universo.
Aun recuerdo la primera vez que leí la divina comedia y como me quede asombrado por que en la puerta del infierno estaba la gente buena pero que no era cristiana, en ese momento me pareció una tontera y se lo adjudique a la edad de la obra, pero ese día en el diario no vi ni un solo centímetro de separación entre la mente de estos hombres Santos y la de Dante.



Comprendí que para que se nos perdone tiene que haber arrepentimiento y capacidad para saber que uno se equivoco, y muy importante que no hay ni una ni cero verdades sino mas bien millones y cada una debe de ser escuchada. Hitler mato siguiendo su verdad pero el perdió.