El día de la elección llegó al fin, luego de una campaña tan intensa como sucia. El Movimiento Popular Hobbitense (MPH) llevaba como cabeza de lista a Bilbo Bolsón, y entre los demás que completaban la nómina había muchas figuras un poco desprestigiadas provenientes de la tradicional clientela de los Tuk y los Brandigamo. La oposición tenía como principal candidato a Max Arenas, del Frente de la Liberación Hobbítica (FLH). Estaba claro que la elección iba a ser definida entre Bilbo y Arenas. En total se elegían treinta diputados.
Sin chances la lista de candidatos la completaban Alende Ciñatiesa, del Partido Intransigente; Alzogaray Sacovilla de la Unión del Centro; Frigerio Gamoburgo, del Desarrollismo; Martínez Raymonda de la Democracia Progresista; Manrique Cordelero del Partido Federal; Bravo Ganapié del Partido Socialista; Zamora Gamwich del MAS y el inefable Altamira Coto del Partido Obrero.
Desde muy temprano hubo denuncias cruzadas de fraude. A las seis de la tarde, tanto los Tuk y los Brandigamo por el MPH, como Arenas del FLH proclamaron el triunfo. Unos y otros dijeron acusaron a los adversarios de manejar datos falsos con el “objetivo de crear desorden y favorecer al caos y la anarquía”.
Escrutadas todas las mesas, Bilbo ganó con el cincuenta y un por ciento, y su lista logró diecisiete de las treinta bancas: mayoría absoluta. Las otra trece se las quedó Arenas y sus secuaces.
“Es el triunfo del Pueblo” dijo Bilbo “La Comarca hoy demostró no votar a favor de la propaganda sucia y barata, y votó a favor de un proyecto nacional y popular”.
(CONTINUARA)