Ya han pasado casi un año desde que te conocí, me siento cerca de la ventana y al mirar el cielo recuerdo todo lo que hemos vivido y compartido.
Desde el primer día que nos conocimos, me ofreciste tu amistad como el mejor de los amigos que alguien pueda tener, hiciste que conociera el verdadero significado de la amistad, compartimos muchos secretos y me hiciste sentir la persona más amada de este mundo, mi amado, mi compañero de juegos, mi confidente, todo eso y mucho más eres para mí.
Cada día que pasaba nos sentíamos más cercanos, pues el tiempo quiso que fuese así, aunque no siempre, pues cada uno tenía algo que hacer, yo con los estudios y tu con los tuyos, diferente horario así como diferente carrera. Pero aún así encontrábamos tiempo para conversar, aunque solamente fuese por un momento; a veces estaba contenta, en otras algo triste, cuando ocurría, siempre me consolabas como solamente tu sabes hacerlo, porque eres único y nunca habrá otro como tú...
El tiempo pasaba y los sentimientos cambiaban, pronto me di cuenta que lo que sentía por ti era: Amor. Me di cuenta de que te amo, porque me has dado algo muy valioso para mí: Amor y Cariño y eso siempre lo recordaré...aunque tenía algo de miedo decírtelo, pues ¿Cómo ibas a reaccionar? ¿Te burlarías de mí? ¿Ya no querrías ser mi amigo? Simplemente no lo sabía. Ahora cada vez que te veo, mis ojos ya no te miran con ese cariño fraternal, te miró como una mujer ama a un hombre, quisiera que mis labios sacasen la palabra que tanto ansió decir: “Te amo”.
Cerca del 21 de Septiembre, día en que llega la Primavera, nos reunimos como casi todos los días me encontraba algo nerviosa, no sé si lo habrás notado en aquel entonces pero tenía que decirte lo que sentía, si no lo hacía, sentía que iba a explotar. Sin darme cuenta llego la hora en la cual te ibas, eso me coloco algo triste, desesperadamente te dije “Espera”, de inmediato te diste vuelta y me miraste con mirada interrogativa, yo no sabía que hacer y empecé a sonrojarme tanto que mis mejillas ardían. Finalmente tome el valor y te lo dije: “Yo...yo...te amo...”. Me miraste con sorpresa, por un momento me asuste, pensé que tal vez te ibas a reír o simplemente te ibas, pero no, te quedaste ahí parado, callado. De inmediato me respondiste y eso me dejo sin habla: “Yo también Te amo”.
No supe que decir, un enorme sentimiento de alegría lleno toda mi alma, me daban ganas de llorar de felicidad, pero no hice nada, solamente te sonreí como si en aquella sonrisa estuviesen todos mis sentimientos de felicidad guardados. La conversación termino con un abrazo, hermosas palabras llenas de amor y un beso. Pero debo decir que lo mejor fue cuando me preguntaste: “¿Quieres ser mi novia?”, no paso ni un segundo y de inmediato te respondí: “¡Sí! De todo corazón”, luego te fuiste porque se hacía tarde, yo hice lo mismo, pero ya no iba triste, sino todo lo contrario, iba muy contenta, sobre todo feliz, de que me hayas correspondido.
Nos seguíamos encontrando para charlar un rato, pero ahora era acompañado de un abrazo y algunas palabras sencillas, pero tiernas, porque eso es todo lo que te pido, que me quieras y que siempre me recuerdes, quiero estar siempre en tu corazón y que nunca me saques de ahí, quiero estar todo el día a tu lado, como tu sombra...y sobre todo, quiero estar contigo para toda la vida, porque te amo demasiado como nunca llegue a amar a alguien.
Pronto vuelvo a la realidad y sonrió al recordar todo lo que hemos vivido, porque de algo que estoy segura es que nunca te olvidaré, eres muy especial para mí y sobre todo, te quiero mucho.
Los días pasan y como dije, se cumple un año desde que nos conocimos. No quiero una enorme ceremonia, con grandes banquetes, en una enorme mesa rodeada de flores, lo único que quiero es pasar aquel día junto a ti, mirando una hermosa puesta de sol de una tarde fresca...
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