En un breve paseo por los caminos de la vida, la alegría se consiguió con la tristeza y con un gesto de formal y pura cortesía, la saludó.

.-¡Hola!, tristeza, te deseo un buen día y espero que te vayas y no regreses ¡Nunca más!-

.-¡Hola!, alegría, no eres tan gentil que se diga. Me deseas un buen día y luego me pides que me vaya para siempre, ¿Cómo es eso?- la alegría se acomodó para contestarle muy a la defensiva.

.-Es que aunque quisiera ser tu amiga, no podría intimar mucho contigo, porque me contaminarías.Tampoco podríamos salir juntas, pues perdería credibilidad. Ni siquiera podríamos hablar tanto, pues me comprometerías. Quisiera no haberte conocido nunca.-

La tristeza se puso muy triste y se despidió dolida, pero aún así, tomó aire y con un dejo propio de su condición, le dijo:

.- ¡Y pensar que tu existes por mí!, porque si yo no hubiese penetrado en la gente como suelo hacerlo a menudo, jamás te invocarían y mucho menos, te desearían con tanta vehemencia. Cuando yo aparezco, mezclada con la melancolía, la soledad y el desamor, en todos los episodios de la vida diaria,...¡Soy muy importante para ti!. Eres muy ingrata y no te culpo, porque a veces, nacemos para serlo y sin darnos cuenta, se hace una virtud lo que bien inspira y nos deleita, aún cuando nos desagrade y nos inquiete.-

Mientras tanto, la alegría con una sonrisa dibujada en su rostro, siguió su curso alegrando corazones y dejando a la tristeza, con una cara..... ¡Que daba risa!.