No es que muera por ti, son tus ojos
las ramas y el cielo de medio día reflejados,
en ellos, desde antes del primer beso
y el amanecer que de mí está celoso.
Son tu pelo y toda tú,
son tus deditos delgados
y tus pies larguitos, pequeños,
delicados, tus labios, tus ojos,
tu saliva, tu sangre, tu sudor
tu espalda, tu vida y tu forma
de amor y caminar.
No es que muera sin ti,
necio y mezquino condenado,
clavado el corazón de un artilugio,
enamorado, moribundo porque me dueles.
Es mi forma de quererte,
de pensarte, de tenerte,
de pronunciarte mis palabras de loco,
morirte, morirme pero no por tí,
es por quererte, aunque te sepa a poco. |