No podía dormir. El calor de aquella noche era infernal. Rodé por la cama con la intención de llegar al suelo fresco, pero el suelo estaba aun mas caliente…
Desesperado y semidormido salí de mi cuarto, tambaleándome en la oscuridad, a tientas…
Bajé las escaleras, quería llegar a la cocina, beber litros y litros de agua…
Antes de llegar a la cocina un ruido llamó mi atención, noté que la puerta del frente estaba abierta, moviéndose con el viento… Afuera, las hojas de los árboles bailaban con el viento, invitándome a unírmeles…
Salí a la calle, descalzo, empecé a caminar por mi calle, las banquetas me parecían aburridas… Toda la calle era para mí ahora…
Una extraña alegría me invadía… El asfalto se derretía bajo mis pies, como si fuera arena de mar…
De pronto, sentí una imperante necesidad por velocidad… y empecé a correr… y a correr…
No recuerdo cuantas vueltas le di a mi cuadra… Solo sé que en un punto de mi carrera mis prendas empezaron a asfixiarme, destruí mis ropas, las despedacé con mis garras… Pude ver mi cuerpo desnudo, mi piel resplandecía en negro y unas vistosas franjas amarillas surcaban mis brazos, todo mi cuerpo…
Pude ver también que ya no corría sobre mis piernas, galopaba sobre mis cuatro extremidades… como una mezcla entre gorila y pantera… Y exhalaba ese vapor tan caliente, siempre jadeando… Ya no era más un humano… Me había transformado en un extraño híbrido…
Era hermoso… Podía ver y sentir el potente palpitar de mi corazón reflejándose y rebotando en los alrededores, justo como murciélagos usando el eco… La oscuridad no tenia secretos para mi, nada escapaba a mis omnipotentes ojos… Mi lengua registrando fragancias y sabores que nunca antes había conocido… Todo yo era uno con el viento, levitando y entrando a lugares antes inaccesibles…
Y entonces… La lluvia… Fue glorioso. Conocí todas y cada una de las gotas de aquel diluvio. Fue hermoso el colarme entre ellas y oírlas desprenderse del cielo para estrellarse en la tierra, en las casas, en mi cuerpo…
Abrí mis fauces para beber el néctar de las nubes, descubriendo que el agua no es insípida, cada gota tiene un sabor distinto, único e irrepetible.
Y fui uno con la lluvia, escurriéndome por las paredes, por las tuberías, por los árboles… Dividiéndome millones de veces, recorriendo caminos diferentes siempre, sintiendo todas las texturas existentes, uniéndome nuevamente al finalizar mis recorridos…
Y todo yo deje de ser un algo, una cosa… Crucé la línea entre lo tangible y lo intangible… Todo yo era una sensación… una sensación orgásmica…
K'RL |