Una bomba calórica, merengue sobre una base de brazo de gitano y una capa de chocolate, toda una maravilla de la ingeniería pastelera. De camino a casa, mientras disfrutaba de mis últimos momentos con mi dulce, encontré la cara familiar del día. Es un chico bastante guapo que conozco de la universidad, lo veía casi todos los días y me resulta lo suficientemente atractivo para quedarme con su cara, ojos verdes, barba y pelo lo suficientemente largo para que pase mis requisitos. Desde hace un par de días, lo encuentro por todas partes, en la guagua, por la calle, en la cafetería... y siempre nos quedamos mirándonos. Hoy me pilló comiéndome mi dulce, con cara de felicidad. La primera vez, él bajaba por la calle trasversal, desapareció en la esquina antes de que yo cruzara, luego otra vez, mientras él esperaba en el paso de peatones, yo pasé por detrás de él, nos miramos y yo sonreí con mi sonrisa cabrona, de "uy, que verguenza".
Ayer estuve con una amiga tomándonos un par de cervezas, ella una caña, yo una miller... con cacahuetes. Como siempre que nos juntamos, terminamos hablando de tíos, aunque somos polos opuestos, ella modosita y observadora, yo deslocada y poco atenta. Le conté una experiencia bonita que tuve una vez, donde fui yo la que dio el primer paso al hablar de lo que sentíamos. "Cada vez me sorprendes más" me dijo ella, le resultaba extraño que fuera tan lanzada.
Quien sabe, cualquier día de estos, me lanzo con este chico, le dijo: "sí, me conoces, me ves cada día en Guajara, pero, no, nunca hemos hablado", solo a ver que dice. |