CORAZONCITO ME LIO
Si recordáis mi duendecito se enamoro,
De una bella duendecita que ha él se le acerco,
Para hablar de poesía y del amor.
Os dije que me lío,
Pues bien os lo diré,
Era otro día yo siempre al bosque iba,
Para hablar con mi duende que clases me dio.
En esta ocasión no me hablaba de poesía,
Yo ya harto estaba de su conversación,
No hacia más que háblame de su duendecita,
Diciéndome que sin ella moriría.
Se me olvido de contar,
Que los duendes se enamoran con solo hablar,
Ya que duendecitos son,
Y su magia hace acción.
Mi gran amigo el duendecito me miro,
Yo ya me asuste cuando vi su cara de amor,
Y así paso que me dijo con estupor.
- Mi querido amigo,
Debo de pedirte un favor,
Que tú ya sabes de poesía,
Que le hagas una a mi amor.
Yo le tomé la temperatura,
Por si enfermo estaba,
Pedirme a mi que le haga una poesía,
Y encima del amor.
Yo me puse contento,
Nervioso y que terror,
Hacer un poema del amor,
A una duendecita del amor.
Corazoncito me miró,
Y una sonrisa me mando,
Así que tome la libreta,
Y deje que hablara mi mente,
Y algo salio.
Empecé a escribir,
Escribir más de uno,
Y más de dos,
Escribía y escribía,
Y mi duendecito calló.
Le enseñe la poesía,
La leía y nada decía,
Solo miraba que miraba,
Y mudo estaba,
Yo me puse rojo,
No por nada,
Sino por un miedo terror,
Ya me entraba,
Cuando el buen duendecito,
A mi me dijo.
- Gracias amigo,
Veo que la lección te sirvió,
Noto que tu corazón habla,
Se que mueres de amor,
Haz de tus palabras,
Collares, collares de un amor.
Yo contento estaba,
Que mi duendecito me contará,
Cuando de repente algo pasó,
Que Magdalena se asomo.
Mi duendecito me miro,
Y me dijo con estupor,
Que leyese el poema
Y que ha ella se lo dijese
Que salio de mi corazón.
Magdalena se acerco,
Y mi duendecito no dejaba de mirar,
Yo no sabia cuando empezar,
O que tenia que trovar,
Cuando mi duendecito me volvió a mirar.
Corazoncito hablo,
Y vaya que valor,
Hablaba y una palabra,
Era una declaración de amor.
Cuando de repente dijo
- Mi bello amor
Déjame que en tus oídos yo siembre,
Siembre un poema,
Un rayo de luz,
Una gota de amor.
Pero deja, que no sea yo,
Que sea mi amigo,
Y de camino lo diga para su flor.
Yo con emoción,
Entone mi audición.
Y la duendecita sonrío,
Cuando oyó, el poema,
Del amor, que de mi corazón salio.
- Eres tú, la luz de mi vida,
La palabra que me tapa,
El grito alegre de un nuevo día.
Si, eres tú la flor de mi jardín,
La belleza por la que yo he de morir,
Si, tú eres mi vida,
El aire fresco que respiro,
La belleza y el amor.
Tú, mi bello consuelo,
Consuelo del alma,
Llanto de una mañana,
Por el amor que yo más quiero.
Magdalena roja de admiración,
Se me acerco y un beso me dio,
Me dijo cerca del oído,
La siguiente afirmación.
- Besas con tus palabras,
Llamas a tú amada,
Tú corazón es grande,
Y tu amor es para los dos.
Con estas palabras,
Yo os digo a todos,
Lo que mi duendecito me prohibió,
Que abráis el corazón.
FIN
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