Puras Reflexiones
¡Mi secreto es mi perdición!.
El mundo ve solamente una de mis caras y piensa que es la suya. Muy a mi pesar realmente tengo dos, una que no me pertenece y otra que me pesa y avergüenza. Todo el mundo cree que todo lo que me llega lo devuelvo tal cual es, pero no es así, debo reconocerlo. No es porque no quiera, simplemente es que la naturaleza me ha hecho así. No es una broma, ya me gustaría ser perfecto, y aunque me empeñe no consigo reflejar la cruda realidad que me impacta a diario reclamando su imagen con benevolencia...... y mi fracaso es mi castigo.
Lo mío es inconsciente, no lo controlo, me desborda el dolor, el sufrimiento y la falta de dignidad, al mismo tiempo que me envenena lenta y progresivamente sin que nada ni nadie lo pueda remediar. Los deseos de los seres que se miran en mi alimentan mi agonía. Ante la belleza me rindo y absorbo lo suficiente y necesario para que sea perfecta, ante el dolor soy una esponja y me quedo con lo que mi naturaleza me permite ....y siempre algo mas, que me daña y atormenta.
Estoy condenado al igual que muchos otros muchos que vivimos en estas circunstancias. Hay quien lo achaca a nuestra baja calidad, pero están equivocados, no nos conocen. La calidad no tiene nada que ver con nuestra perdición. La progresiva falta de reflexión no es humedad.....es el afloramiento de todo aquello que no podemos reflejar y poco a poco nos degrada y envenena hasta que decidimos involuntariamente dejar de reflejar lo que “vemos”.
Amigo lector, intente ver mi cara oculta degradada por el dolor ajeno, y podrá hacerse una idea de todo lo que he “visto” y no he querido reflejar: Ser el espejo de un hospital público me ha hecho intentar reflejar una realidad más amable y menos cruel y, sinceramente, no resulta fácil.
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