Entró en su vida como el zorro en un gallinero. Sigiloso. Silente. Calmo. Ocultando su intención caníbal.
Ella le abrió la puerta con exquisita cortesía, como lo hubiera hecho con otro ser humano fuera príncipe o mendigo. Con absoluta inocencia, a corazón abierto, a cara descubierta. Así era ella.
Fue el comienzo de su pesadilla, de su muerte lenta... Le rompiste la vida y las alas. Esas alas fantásticas de su imaginación y su sensibilidad; todo terminó cuando su pecho exhaló su último aliento, sin fuerzas para seguir viviendo.
Has conseguido tu trofeo, cazador de almas. Un trofeo magnífico. Un alma rara entre los de su especie. Un ser irremplazable. ¿Te hace muy feliz exhibirlo ante tus amigos de cacería? Estoy segura que mucho.
Pero, una noche de éstas me dirás verdades, y a mi pesar, estaré aquí para escucharlas, lo haré por ella.
Seguiré esperando, y aunque me digas como antaño "si esperas, procura que sea lo más cómoda posible", lo haré por ella.
Porque tal vez algún día dejes de ser el "enigma" que transformó la vida de un ser angélico en un infierno sin fondo, pero con forma.
Tal vez algún día, puedas conseguir ser humano.
Buenas noches, que tengas felices sueños, ahora o nunca. Por ella.
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