Al ver cada minuto que pasa me desespero,
siento el peso de la tierra sobre mi cuerpo,
el grosor de mi lápida que me prohíbe levantarme,
porque el alma se me esfumó quizás donde,
ya no queda la carne,
ya no quedan los huesos....
Sólo queda una rosa marchita que alguien dejó olvidada el día de mi entierro...
Texto agregado el 16-07-2005, y leído por 189
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
16-07-2005
Llena al aire con un vigor anteriormente entrelazado con la espera. el_rey
16-07-2005
Para morir hay que haber vivido y volver a nacer, mis ** Reflejo
16-07-2005
cuando un amor se nos va, es gran vacío que deja, **** diandra
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