Entro a mi manicomio, saludo a todos, degluto lo que me ofrece mi celadora, me baño de aceites aromáticos para deshacerme de los olores a problemas, agobios, angustias ajenas. Llego hasta mi celda, me cambio de vestimenta, entre mas desnuda este ante la noche, mayor libertad para mis emociones.
Inicio el ritual nocturno: camino hacia la cama, una pista de despegue hacia mi mundo. Levanto las sabanas, acomodo esas almohadas que siguen esponjadas y húmedas por tanta lágrima no derramada e ideas atoradas, a veces me ocasionan cólicos mentales, debería cambiarlas...las golpeo suavemente, las sacudo para cerciorarme de que no haya ninguna larva de algún ente extraño que robe o torture mis sueños. Después me dirijo hacia mi ventana con barrotes, me asomo y juego con las imágenes que mis pupilas atrapan en el oscuro cielo, cazo estrellas viajeras mientras mis labios se fuman un trozo de piel, de una nueva piel… unos minutos antes de terminar de consumirlo, enciendo la caja musical que canta frases obligándome a recordar que estoy viva…a ti. Mientras me dejo acariciar por notas musicales que bailan intro-mi, me siento a media cama, tomo la libreta que siempre protege mis brazos y el lapicero que ya es parte de estos dedos que hablan constantemente de tu, yo, ellos, todos, nadie…de nosotros.
Al terminar de saciar miles de caricias en el papel con mis letras, me envuelvo entre mis sabanas con color a tus besos moluscos y de un suspiro, apago la tenue luz que baila al son de mi lapicero. Por unos instantes, la oscuridad danza con mis sentidos, cierro mis ojos, me quedo inmóvil y poco a poco, voy evaporizando este cuerpo...por un momento floto en la nada…soy amorfa. Mis alas negras, van surgiendo delicadamente de entre la noche y la luna blanca como en una mitosis va creando mi piel, nace mi cabello negro y me disparo hacia el abismo infinitamente cósmico. En ocasiones decido convertirme en sirena azul, otras en lluvia o solo caminar hacia ti, observar desde tu ventana saciándome de tus movimientos medusa dentro de tus aguas.
Hoy quizás decida convertirme en miles de partículas multicolores y sabores, deambular por la calle de mis melancolías susurrando tu nombre a cada ser que encuentre –no- mejor…huiré del manicomio, cambio la rica soledad de mis noches de metamorfosis por la dicha de quedar empapada de tus besos moluscos, caricias de pulpo y movimientos medusa, danzar dentro de tu cama acuario...siempre juntos...siempre uno.
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