Valparaíso,
tapices de madera
flotando por tu viento
exhiben en sus flecos
historias de abril.
Desde el adoquín de esa calle sinuosa
tu rapto se lleva
el otoño
que impregnó mi piel
al anochecer.
Valparaíso,
tus ventanas tragasombras
y balcones sonrientes
me han invitado a colgar tristezas
bajo el secreto
de mis ojos turbios.


2. – foto75

Ni monjas ni prédicas
contuvieron mis lágrimas
deslizándose a golpes
por los rieles
de aquel viejo ascensor.
Ni tu cielo espejo,
Valparaíso,
para enrrostrar sus miedos
en la memoria de mi piel,
y ahí se escapó una gaviota,
por tus paredes
o en alguna de tus misteriosas calles,
tras ignorar las olas,
fue a construir su féretro
en el pasaje más recóndito
de tus cerros.



3. - Foto 16

En Playa Ancha,
un sortilegio arrojó las ráfagas de Céfiro
teñidas de arcoiris
sobre sus maderas.
Sus domos han engullido
insaciables el firmamento.

Mi retina
exuda
el enigma de sus puertas,
los trapos guirnalda
acicalando rendijas,
junto a paredes encaramadas
en la rebeldía de sus callejones.

Mis pasos,
aveces habitantes
del sueño equivocado
crían alas
para posarse denuevo
sobre tus techos.



4. – Foto Cerro Barón

....los ascensores y escaleras
grabados en la ruta de tus ojos...
Alejandro Lavquén

En el durmiente de una vieja estación
tal vez, yace
el ascensor de tu ruta
y no basta
la escalera del atardecer
para vislumbrar
el fulgor de un día,
cuando el ácido
quema las vísceras
y un cuerpo desnudo
late sin dueño.

Si no fuera por
Valparaíso
no existiría
andén para tus brazos
ni esbozarías la mueca
semejante a una sonrisa.

Desde el sur de mis días,
conmigo queda
el registro de tu imagen,
componiendo signos
sobre la playa...
frente a los Placeres del mirador
de ese noble Barón