Perdón

Quiero que me disculpés por todo lo malo que te he causado. Yo nunca he querido que nada te lastime. Siempre quise seguir tus pasos y cuidarte en lo que estuviera a mi alcance. No creás que fue a propósito aquella vez que mi mamá te reventó a sinchazos porque yo estaba llorando y ella pensó que era culpa tuya, y yo no dije nada. Si no lo hice fue porque un alacrán me había picado y me estaba muriendo del dolor.

No creás que se me ha olvidado todo lo que has sufrido por mi culpa. Aquella vez que estábamos jugando de matar hormigas a pedradas todavía me parte el corazón. Yo solo quería ponerme a tu nivel cuando agarré aquel ladrillo. Se lo tiré a una hormiguita justo en el momento en que vos metiste los dedos y me dolió tanto como a vos. Te juro que así fue. Y sufrí más a los pocos días cuando vi que se te había caído la uña del índice.

Cada vez que me acuerdo de aquel incidente camino a la escuela se me parte el alma. Yo no sabía que te ibas a caer del susto cuando yo grité porque a mi me daban miedo los perros y uno intentó olerme. Ese golpe fue muy cruel. Pero te aseguro que fue lo fue también verte cómo caías con la quijada en las gradas.

En verdad me siento apenada. No logro quitar de mi mente ese día horrible en el que me estabas molestando y yo me quise venganza. No entiendo todavía porqué solo tenía a la mano un bate de baseball profesional. En realidad me alegro de que solo haya sido una mala corazonada cuando sentías quebrado el trasero. Después de ese día no te podía ver a la cara. En el fondo, yo sé que me perdonaste. Pero también se que te arrepentiste de haberlo hecho después de que, sin querer, te pegué en tus inmaduros genitales. Fuel aquel día que estábamos jugando lucha libre. En serio lo siento. Con esos duros golpes aprendí a no tomar tan en serio los juegos.

Me gustaría saber que no me guardás rencor por nada. Ni por aquella vez que me pediste agua para tomar y yo me molesté porque creía que me estabas tratando como un criado, y entonces, escupí la vasada que te llevaba. Yo sé que no podías creerlo. Yo sufrí con vos esos dolores de estómago. La conciencia me acuchillaba cada vez que ibas al baño. Lo siento, lo siento...

Aunque yo sé que no he mencionado todos los dolores que te he causado, ni mucho menos, en estas pocas líneas te pido perdón. Espero, además, que no te hayás ido a estudiar lejos de casa para alejarte de mi. Yo sé que no harías nada así. En serio te lo digo, Perdoname.