Mientras besas mi pecho a medio desnudar, me convenzo de que esto no es un error, de que estar contigo por solo un momento, a sabiendas de que pasada la fiebre se te pasa el amor, y que a mi no se me pasa nada de nada, soy consciente de cuan debil soy frente a la sola idea de estar contigo.
Tu aroma me confunde y me deja lela, atontada entre recuerdos de vivencias inmersas de felicidad endorfinas y vino, casi todo el vino que he tomado en mi vida. Quiero que me hagas el amor desde el primer abrazo de año nuevo hace seis meses, cuando no nos vimos ni nos queriamos ver de rabia y dolor.
Quiero que me toques cada centimetro de piel, y no me importa no ser tuya en lo absoluto y apenas ser un substituto de tu necesidad de cariño, bueno la verdad es que si me importa, pero poco saco cuestionando nada ahora.
Quiero que continues con los besos hacia el sur oeste y este, hacia el norte de mi boca, y el ecuador de mi cuerpo. Quiero quiero quiero, y no dejo de pensar que incluso he rezado por este momento: no se por que si en mi religion todo esto es pecado, o asi se han encargado muchos de asegurar.
De pronto ha llegado la mal llamada pequeña muerte, hemos dejado de tocarnos, y voy a ver la tetera que ha de hervir para servirnos el té.
No quiero saber del trabajo, ni de volver a casa, ni de dejar de llamarte, porque es lo que viene inmediatamente despues de ahora, cuando empieces a tomar el antitusivo antifebril y volvamos a la normalidad, tu a tu vida y yo a la mia.
Continuaré saliendo con el chico del perfume de pinos, y tu con la muchacha del globo de helio. A ella no le prestaras tu cocina ni le pediras que te esparza la mentolada por el pecho, pero seguro que ella tampoco aspira a algo tan nimio como ser tu mujer de hecho, probablemente solo aspira a ser tu novia, y yo ya no sirvo para eso, bueno al menos eso parece ahora, y no se como aceptarlo, ni como decirme que va a pasar y conocere otro hombre, me enamorare de nuevo y nada de esto cobrará relevancia nunca mas.
Quiero que vuelvas a besar mi rosa de los vientos, te sumerjas en mi y sueñes que estamos juntos para siempre. Eso al menos antes de que pase el invierno, se te pase la fiebre y yo me vaya a buscar vida a otra ciudad con otros nombres y otras esquinas.