Débiles miradas se esconden bajo tu semblante,
que brilla en estos días tristes y grises.
Tus manos son como la hierba más suave
que crece en los jardines de la paz.
Tu mirada trae infinita sabiduría
como si supieras y anticiparas la noticia.
Y tu corazón lleno de sangre renovada,
se entorpece al no conocer el destino de tu amado.

Tu amado se perdió en las nubes del amor.
Estuvo buscándote, sin permiso, y no te encontró.
Quizás no era el momento, no todavía,
recién iba en tercer grado del área básica.
Desde ese entonces, ya te imaginaba,
como una doncella vestida de blanco
con una larga cabellera morena
y sonrisa de pura belleza.

Mi amor, despierta.
Ya estoy creciendo y no te encuentro.
Mi amor, encuéntrame…
porque ya te extraño.
Tú caminabas sobre calles desconocidas
que te llevaban hacia lo inesperado.
Probaste la savia de este mundo insípido.
Aun no encontrabas la senda de tu amado.
Y decidiste estudiar una carrera
gracias a un sueño de luna llena.
Sentías que estabas más cerca
del corazón que un día estará…

Estará contigo sobrevolando el valle del destino,
como si siempre hubiéramos estado juntos.
Pero no fue solo hasta el cuarto grado del área superior
cuando nuestras miradas se encontraron.
Y desde entonces la historia es conocida.
El amor la construyó a pruebas de tormentas
ya llevan ocho meses y dos días
besándose en el umbral del paraíso.

Mi amor ya llegué.
Ya estoy, amándote.
Mi amor, ven y canta conmigo…
porque simplemente te amo.