Letras escritas con sangre,
con sudor,
con lágrimas.
Momentos plasmados con muerte,
con gritos,
con súplicas.
Huellas tapadas con lentitud,
con cuidado,
con meticulosidad.
Cuerpos mutilados con odio,
con rabia,
con sadismo.
Expresiones recordadas con gusto,
con arrepentimiento de no haber hecho sufrir más,
con ganas de volver atrás y repetirlo.
Un alma destruida con aberraciones,
con mentiras,
con decepciones.
Una mente ensiniestrada con imágenes,
con falsos dioses,
con ideales perversos.
Un juicio erróneo creado con intolerancia,
con aires de superioridad,
con estúpido orgullo de nada.
Una juventud desperdiciada por una ideología
muerta,
pero no enterrada.
Por un muerto que aún causa estragos y
dolor,
todo entre glorias de quienes
cegados por una falsa verdad
día a día resucitan
una fatídica creencia junto
a su infernal progenitor.
Jugó a ser Dios,
pero terminó siendo el rey
de la oscuridad,
de la destrucción,
de la desolación... |