Te siento como el estremecimiento de mil centellas,
que luchan por las tardes, tratando de alcanzar
ese sol limítrofe, antes que canten las estrellas
en el infinito océano sin ancorar.
Todo quedó escrito en esas melancólicas páginas
que las sábanas entremezclaron.
Nuestro sudor de llanto y lágrimas
que amor y locura otrora juraron.
Tus cabellos alrededor de mi vientre
buscando mi sexo entre beso y diente.
Yo deseando con lujuria que encuentres
la savia que se nutre de tu amor ardiente.
Tú que conduces el enjambre
miel de mi única existencia.
Si sabes que de ti tengo hambre:
¿por qué retornas con tanta impaciencia?
Texto agregado el 15-09-2003, y leído por 214
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
07-08-2007
muy bello eróticamente suave y tierno, ella se iría quizás porque quería lo que no te decía y te daba, a veces ustedes los hombres no leen los ojos de una mujer que ama. Muy bueno mis *****Traye. cascada
20-11-2005
Me gustó, es un poco eroticón, pero hermoso*****
Besos Victoria 6236013
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login