Sin tus palabras no respiro.
En el almácigo de tus ojos me siembro.
Revoloteo tus párpados
pesados de sueños
y te busco.
Las escaleras se derrumban
(al paso),
cuento las derrotas como escalones.
No hay fuerza que supere
el amanecer de tu horizonte.
Qué hacer con tanto fracaso,
con tanto gusto a final de juego.
Una mano
que tiendan
Una escoba
que barra
Un grito
que anuncie
Un eclipse
que tape
Un viento
que limpie
Un cielo
que proteja
Una virgen
a deshonrar
No voy sin tus pasos
huérfano
nada puedo
Ni morirme del todo
Ni resucitar siquiera
Texto agregado el 15-07-2005, y leído por 191
visitantes. (4 votos)