Buscando el sentido del día
debato entre torbellinos y pensamientos
tratando de entender el origen de la agonía.
Aprendiendo a fabricar los ungüentos,
curando a personas sin menos cuidado
que llegan dolientes de la fantasía,
heridos por cometas de hilo curado.
Y yo, sin poder consolar a estos sedientos
obligación indispensable, se suponía.
¿Intento estudiar para proporcionar felicidad?
¿O talvez intento ser feliz estudiando?
Quizás es un poco de todo en este mundo de maldad,
que predica el desastre y nunca fascina.
¡Robos, muertes, guerras, desespero!
Absurdo paraíso que elijo, carente de piedad,
sin reposo tranquilo, siempre forastero
en mi propia cuna de bellotas sin encina.
Cediendo a la inercia de la inutilidad.
Ya no existe esperanza en este hueso,
tanto esfuerzo en salvar vidas humanas.
¿Humano?... ya nada me queda.
Son engaños y rencores que me dejan sin ganas
de seguir luchando por un hombre mejor.
Tratando de entender al centauro Neso...
Justificando la estupidez sin valor…
Abrigando al ladrón con las mejores lanas
para con mi conciencia salir ileso
Si al menos no sintiera esta pesadumbre
garganta estrecha, solitaria, dolorosa.
Flor, tu rocío ya no es costumbre,
no más que escarcha, simple y mentirosa.
Ardid que logra insensibilizar mi corazón
confundiendo mis recuerdos de septiembre.
Golpe de estado, terrorismo, desazón.
Plantándome en la eterna pregunta:
¿Cuál es el sentido de las cosas?
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