En un lugar cualquiera donde puede estar tu hogar el manto de la muerte conforma una mortaja de horror y sin piedad. El sordo eco de bombas y misiles hoy son un holocausto y niños , mujeres, hombres y soldados son mártires anónimos del odio de otros seres, bastardos e insensibles que matan sin razón tratando de saciar en nombre del imperio la farsa y el fantoche de dar la libertad. No queda nada en pie y el olor putrefacto perenne en el ambiente, demuestra que la guerra tan solo siembra muerte. Villanos de dos bandos matando la paloma que cae y se desangra, quebrándose la paz. No importan cuantos mueran de uno u otro bando total no existen ya. Más quien salga victorioso y gane la batalla, inexorablemente también la perderá.
Texto agregado el 14-07-2005, y leído por 90 visitantes. (1 voto)