Mire mi reloj, no pensé que fueran más de las 12 de la noche; pero a pesar de mi sorpresa lo eran...
Miro a mi alrededor, la gente me mira como un ser ajeno a su mundo ¿será mi ropa?, ¿será mi imagen?; no me importa, porque se que la noche y tu están conmigo.
Dulce oscuridad, has venido a besarme con tus gélidos labios, inyectándome ese néctar que no sacia y que me hace pedir más. Llévame contigo, porque a este mundo yo no pertenezco; lo único que ansío es que llegue la noche, para esconderme entre tus brazos y sentirme protegida.
La gente mira, como sino comprendiera lo que soy, vivo señalada por mi negra ropa, por mis labios y ojos en tonos obscuros; no me sorprende porque he aprendido a vivir con eso.
Pero por favor, lo imploro, róbame en tu carruaje de llamas, dulcifica mis días y poséeme, de la manera en la que sabes hacerlo.
Me gustaría duraras por siempre, que la luz del sol jamás llegara; que mi alma no quedara expuesta después de tu abandono.
Oscuridad ven y quédate, no huyas o por lo menos, llévame contigo para permanecer a tu lado, siempre.
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