Pues como dice mi amiga, sabia amiga, yo quería al niño con papeles de adopción y todo. Sólo una camino para el amor fue lo que aprendí desde pequeña: darlo todo, recibirlo todo y además en casa propia, bajo techo y comida los tres tiempos...casi telenovela. peor que telenovela, porque esa es pura ficción, y esta es la realidad.
Pero el niño, crecidito ya, no quiso madre postiza, ni suelo, ni techo. El niño resultó pájaro. calentó sus alitas y su piquito. Comió y bebió durante horas y luego, bien aprovisionado, voló perdiéndose en el horizonte.
Yo lo vi irse y lloré, abrí heridas, solté a un par de presidiarias que habitan mi soledad: angustia y desesperanza. Juré que no volería a creer. Creer en quién o en qué?
¿Sabén qué?
Creo que empezaré a dejar de creer en mis esquemas. No se puede tomar el amor y someterlo a un patrón tan obsoleto como el que nos hereda la cultura. Habrán otros caminos donde ese milagro brille, otras maneras de estar, de ser, más a la imagen y semejanza de lo que somos: MOVIMIENTO. |