Oda a una lágrima
La última vez que te vi,
Ibas de salida,
Y me despediste,
Con un beso,
Tibio,
Que terminó
En llanto.
Te vi salir,
Corriendo desprotegida,
Jugando entre tu caída,
Con la tez morena,
De la cara caída.
Corrías desesperada,
Como si alguien te persiguiera,
Corrías desenfrenada,
A apagar un incendio,
Que crecía en el corazón.
Pero te veías ligera,
Y a tu paso dejabas,
Un mar de desolación,
Una, dos, o hasta diez caras tristes,
Mojadas, enterradas,
Llenas de desilusión.
A veces volabas,
A veces gritabas,
Con el sordo clamor
del pecho herido,
del alma hundida,
en un pedacito
de tu humedad,
de sal y frío,
de sangre y melancolía.
Y seguiste tú camino,
Descomponiendo el rostro,
A tu antojo,
Como si tu vida se fuera en eso.
Y luego te encontré,
Postrada,
Coronada,
En el rostro de una madre,
Entre una mirada
y una sonrisa,
Y me batiste en confusiones,
¿Cómo es que haces,
para venir a cambiar,
para ser la tempestad del rostro,
y el rocío quieto,
de un nuevo amanecer?
Estrella amorfa,
Que te vacías en la piel,
Cayendo como lluvia,
Precipitándote cual miel.
Tu me enseñas
Me enseñas
del dolor,
Me dices que eres mas,
Que un punto de agua
sobre la piel,
Mas,
que un trozo de cielo
que se derramó
y te creo todo,
te cuido en el retazo de mis dedos,
te llevo entre mis poros,
de nuevo dentro de mi,
Buenas noches,
Compañera,
De últimos momentos,
De adiós y despedidas,
Cierro mis ojos.
Te dejo,
Fragmento de iris alado,
destello de mi vida,
ya sin vida,
apaga el incendio en mis labios,
sigue hasta el corazón,
regresa un poco a mis ojos,
y cuéntame
sin palabras,
o con tu sencillo lenguaje,
un poco… un poco de todo.
Leo´s…
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