Querido diario:
Hoy cumplo quince. Y he decidido que ya no te escribo más. Ya empiezo mi vida de mujer, comprende. Ya tengo planes, ideas, proyectos. Y no tendré tiempo para escribirte a diario. Pero prometo volver y contarte cómo me va, de vez en cuando.
Porque hoy he decidido parte de mi vida. La que ya tengo clara.
He apagado las velas y ya sabes cuál ha sido mi deseo: él.
Le conozco aunque nunca le haya visto, le sé, le intuyo. Podría dibujar sus rasgos con mis dedos a ciegas. Tiene una sonrisa encantadora que ilumina mis mañanas, me acaricia la cintura cuando paseamos juntos cogidos de la mano por la playa, su pelo se ondula travieso bajo mis manos, y sólo tengo que mirarle para agradecer la suerte de haberle encontrado,porque a su lado mis días son perfectos, de principio a fin.
Sé que está en alguna parte, y lucharé por encontrarle. Será el padre de mis hijos, le haré tortitas los domingos para desayunar y tendremos dos perros. Niños también, pero eso tendremos que decidirlo juntos. El será un padre estupendo, ya verás. Y un amante increíble, dulce pero apasionado, y tendrá la conversación más inteligente del mundo.
Yo seré perfecta para él. Y tendremos una relación adulta y abierta, nada como lo que tienen mis padres o sus amigos. Nos lo contaremos todo y lo compartiremos todo.
Feliz cumpleaños, querido diario,
Tuya, Irene
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Querido diario:
Veinte velas. El año próximo termino Turismo, y ya he viajado a seis países. No está mal como curriculum desde la última vez que te escribí.
Claro que el 'Gran Proyecto', sigue ahí, sin acabar de cuajar.
Ha habido algunos proyectitos...pero nada.
Al último, Juan, lo he dejado justo la semana pasada.
Es que estuvimos hablando de política y discutimos. No creía en la herencia, ¿querrás creerlo? Decía no sé qué de empezar todos de cero. Empezó con eso, y le vi los aires anarcas. Lo siguiente fue decirme que no estaba seguro de querer tener hijos.
Ahí sí me di cuenta de que no era el que yo buscaba.
Eso y cuando se cachondeó de mi colección de Barbies, las que guardo para mis hijas.
Pero aún hay tiempo.
Por el momento seguiré con mis idiomas y mi carrera ,que me encanta.
Felices veinte.
Irene
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Querido diario:
Veinticinco ¡¡ Un tercio viene a ser, ¿no?
Y en este tercio de mi vida, ¿qué he hecho?
Lo cierto es que no puedo quejarme. He conseguido que me renueven el contrato en la agencia de viajes, ya domino tres idiomas y me estoy arreglando bien con el cuarto y el quinto. Estoy viviendo por mi cuenta, como siempre quise, aunque sea compartiendo. Pero mis compañeras de piso son divertidas y estupendas.
Sobre lo importante...pues nada.
Estuve tres años con Jaime, un agente de seguros. Teníamos casi el mismo horario de trabajo,así que eso era estupendo. Pero no acaba de cuajar el asunto. Sabes, la cama nunca me ha parecido prioritaria,pero desde el primer año, se volvió sólo rutina. Y cuando me mudé sola, pretendía que pasaramos el finde como un matrimonio, pero su versión del matrimonio: mucho sexo, televisión por cable y no tener que conducir de vuelta demasiado bebido.
Así que ahora llevo unos meses en pausa. Quiero encontrarme a mí misma.Creo que aún soy joven. No necesito comprometerme. A lo mejor ese es el problema. Así que voy a permitirme durante una temporada sólo ligues fáciles y sin complicaciones. Voy a ser un tío durante los próximos dos años, al menos. Y luego, haré como ellos.Encontraré a ese buen padre y nos casaremos y tendremos el futuro que siempre quise.
Feliz cuarto de siglo, diario.
Irene
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Querido diario:
Treinta. Suena fuerte, ¿no?
Vamos,por primera vez me he negado a soplar velas. Una sola en el centro y ya vale. Que una ya no tiene edad para tonterías.
Ahora soy jefa de una de las agencias de zona, fíjate.
En realidad ni quería celebrarlo,pero vinieron Jenny y Aida, mis antiguas compañeras de piso, y hubo que improvisar algo.
Jenny está inmensa,embarazada de sus gemelos.Y parece mi madre. Cómo la ha envejecido el matrimonio.
Aida como siempre. Su segundo divorcio. Y tan fresca. Esa no es capaz de conservar a un hombre más de un año seguido. Yo creo que en cuanto se consigue aprender los ocho dígitos de su dni,los empieza a encontrar aburridos.
Lo más importante, además de que el año que viene me dan mi piso, ¡mi primera casa! Voy a ser propietaria por fin... Es que creo que le he encontrado. Ha valido la pena esperar. Esta vez he acertado, seguro. Es él. EL.
Y justo cuando tenía que llegar.
Ya he preguntado en la constructora y me han dicho que aún quedan pisos libres de tres habitaciones, así que cuando nos vayan a entregar, a lo mejor ya está él madurito como para pedirmelo...y cambiamos mi apartamento de soltera por un piso familiar.
Se llama Eduardo, da clases en la Facultad de Económicas y ya ha es doctor y todo. Alto, delgado. Y muy cariñoso. En la cama...se desmelena. No parece con lo apocado que es, y lo tarzán que resulta. Y me encanta cómo viste. Y siempre está pensando en el futuro. Es responsable y concienzudo.
Yo creo que voy a cerrar pronto esta página. Y sustituir este diario de niña por el que me he comprado : uno que escribirles a mis hijos durante el embarazo. Lo vi y lo compré. Me dio el impulso,parece un poco tonto, pero sé que alguna vez lo llegaré a utilizar.
Todo está encajando en su sitio. Y Eduardo lo hará. Justo a mi lado en la cama. Y con su albornoz con inicial al lado del mío.
Esto marcha...
Irene
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Hola, diario:
Pues el que se marchó fue Eduardo. Y mucho antes de hoy, que cumplo treinta y cinco.
Se fue con una beca de investigación a una universidad americana.
Cuando me lo dijo, pensé, estaba segura, de que iba a pedirme que nos casáramos y nos fuéramos juntos. Mi trabajo en la agencia estaba bien, pero no me hubiera importado dejarlo para acompañarle. Podríamos haber criado allí los niños, al principio, y luego ya volveríamos a España.
Pero no, él no me pidió eso. Al revés, dijo que entendería que yo viese a otra gente, estando él tan lejos.
Estuvimos unos meses en que la relación se supone que seguía, vía mail, vía chat, algo de teléfono, pero la cosa estaba cada vez más fría. Un día él me pidió que hiciéramos cybersexo. A mí no me apetecía, me daba apuro y todo. Pero cedí. Y fue un desastre. Verle correrse con la webcam a diez mil kms mientras yo me sentía más fría que una tortuga en el polo y tan desubicada, me hizo sentirme sola y puta.
Así que cuando empezó a espaciar los correos ni lo lamenté.
Cuatro años de relación que se murieron casi sin darme cuenta.
Empezó a ser habitual de chats de adultos, me dijeron algunas amigas.
Pero tampoco es que eso me importara demasiado.
Es mi primer cumpleaños que te cuento y no lo celebro.
En realidad, no tengo con quien.
Estoy en una ciudad nueva desde hace un año. Me ofrecieron un puesto dirigiendo una agencia mayor, y no tenía nada que perder. Al revés,pensé que me vendría bien un cambio, después de lo de Eduardo. Vendí a buen precio la casa y me he venido de alquiler.
Seguro que enseguida empiezo a hacer amigos. Ahora ya empiezo a aclimatarme. Claro que no es tan fácil hacer amigos como cuando una tiene quince años, pero en fin, es la vida de adulto.
En este invierno he empezado a prepararme en serio para la maternidad. Las tardes de regreso a casa he empezado a construir casas de muñecas, me he apuntado a un curso estupendo en una Academia. Y he empezado a pintar muebles para niños. Me relaja mucho, y me siento como si ya preparase el nido.
Ahora sólo me queda encontrar al padre. En esta ciudad estará EL. Lo presiento. Ha sido el destino el que me ha traído aquí, estoy segura.
Te lo contaré todo.
Irene
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Querido diario:
¿Cuarenta?
¿Quién es esa chica que cumple cuarenta?
¿Yo?
Si aún escribo en estas páginas con conejitos.
Pues sí. Es la realidad. Soy yo. Una estupenda y fantástica mujer de cuarenta años.
Con un trabajo estable, con tiempo libre, con ocio de calidad.
He viajado ya a los cinco continentes. He escrito dos libros sobre rutas turísticas. Doy conferencias en Escuelas de Turismo. Ayudo a mis padres económicamente, no como mis hermanos, que nunca llegan a final de mes.
No llevo ningún divorcio ni ningún hijo, de acuerdo.
Eso ya lo han hecho casi todas mis amigas.
Yo no he encontrado aún al hombre de mi vida.
Puede que se lo haya llevado otra, empiezo a temerme. Pero, ¡y qué?
No iba a conformarme con menos, porque no encontrase a uno como Eduardo que encima me quisiese lo suficiente, ¿no?
Ha habido algunos en estos años.
Guille, divorciado con tres hijos. No estaba mal, pero ya tenía hijos propios, no quería nuevos.
Lo dejé en cuanto me convencí de ello.
Lucas, soltero, cuarenta y cinco, culto. Algo parado en la cama. Bueno, muy parado. Como que he sido su primera y única mujer.
Me aburre bastante, pero salimos de vez en cuando.
Podría ser un marido, él me lo ha insinuado alguna vez...pero quedarme con él me haría sentirme que me rindo.
Llevo buscando demasiado tiempo como para conformarme ahora con el coche escoba sólo por miedo a que no pase otro autobús para mí. No, Lucas no, definitivamente.
Manolo, gracioso, muy andaluz, muy guasón, muy marchoso. Estupendo para salir un sábado. Pero me agota pensar en llevármelo un lunes a casa. No es capaz de tener una conversación sin un chiste o un refrán.
A veces en la cama, se para, yo creo que ya ha tenido su orgasmo, y no, resulta que me dice: Me acabo de acordar de un chiste...
Este en vez de padre sería canguro, y les atiborraría a los críos de chuches.
Las casas de muñecas ya van para colección.
Tengo seis, y las he puesto en la habitación de más. La que será el cuarto de los niños.
Por cierto, que al final le he comprado al dueño esta casa.
No era mi casa ideal, pero me daba pereza pensar en mudarme. Total, un techo es un techo, estaba bien de precio y ya me conozco todos los crujidos de las maderas.
Así se notan menos los ruidos por las noches.
Me temo que no queden hombres.
Voy a tener que viajar más al extranjero, a ver si allí el declive aún no es tan marcado.
Feliz cumple, diario. Al menos a ti te lo ha dicho alguien hoy.
Irene
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Hola diario:
No, no cumplo cuarenta y cinco.
No, no me caso.
Pero si hay alguien en mi vida
Y sí cumplo años, pero son 43.
Esta mañana he ido a la médica y me ha dado mi regalo de cumpleaños: estoy embarazada.
Porque estaba tumbada, o me caigo al suelo.
Tiene que haber sido Aslac, claro.
Un guía noruego del viaje que hicimos en San Valentín Silvia y yo.
A Silvia la conocí en la red.He descubierto un montón de gente estupenda chateando en las noches de invierno.
Y Silvia me ofreció a celebrar San Valentín juntas y solas, con un viaje.
Fiordos noruegos. Muy románticos.
Una de las noches bebimos demasiado y terminamos las dos en la cama con Aslac.
Yo nunca había hecho nada parecido, pero tampoco voy a escandalizarme a mis años. De hecho, no recuerdo casi nada, ni tampoco en qué momento lo hice con él, y debió ser sin protección, porque esto que me ha salido no se pilla con un estornudo.
Pero no lo recuerdo.
Tiene narices, para una vez que participo en un trío, y sólo recuerdo el despertarme a la mañana siguiente, lo bueno que estaba Aslac en sábana, y lo que nos reímos Silvia y yo al contarlo en el chat y ver que nadie nos creía.
He decidido tenerlo.
El trabajo está chungo.Ha bajado mucho el negocio en el último par de años y mi agencia no es de las que va mejor.
Mis madre murió hace dos años y mi padre está en una residencia, con mi hermana la pequeña. No me queda demasida hipoteca por pagar, es la ventaja.
Pero me da igual.
Me da igual no saber dónde estaré en el próximo cumpleaños.
La tendré a ella. Porque espero que sea ella.
Y ya no seguiré este diario.
Hoy voy a quemar dos cosas en vez de velas: este diario que nunca debí empezar, y la dichosa colección de Barbies con sus casitas de muñecas.
Y empiezo una de Legos.
Eso sí es un juguete para construir ilusiones.
Me voy al chat a contarles a las chicas que van a ser tías.
Y a pedirle a Silvia que sea la madrina. O el padre, vete tú a saber.
Irene.
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