No soy idiota,
sé que te estás muriendo.
Que no hago nada?
me siento en un hermoso palco
y lo observo con detenimiento.
Las luces que te rodeaban
nunca te rodearon
y el hermoso telón de terciopelo,
el que te acaricia con furia el cuello,
me guiña el ojo,
pero no lo hace,
sólo estaba jugando.
Ay, amigo...
cómo es que llegaste hasta ahí?
Huele a podredumbre y tristeza esa,
tu sustancia,
la que dejas derramar
por los gusanos.
La sustancia que quema
la madera,
y hace un hueco en el piso.
Por el que cáes
más perdido que antes.
Callado.
Más callado que antes.
Va terminando la función
y yo maravillada
aplaudo, aplaudo...
pero qué hermosa puesta en escena!
todo parece tan real.
Cómo en los sueños!
A los pocos segundos
el telón se cierra.
y me quedo con ganas
de verte llorar.