Apenas nos sentamos me miraste con curiosidad, no te ví enojado...
-Por qué me sigues?- preguntaste.
-Supongo que... quería conocerte...- tartamudee con dificultad y voz temblorosa. Me miraste dulcemente, sin decir nada por unos momentos que me fueron muy incómodos mientras sorbías tu café, bebida traída desde la Tierra como importación por lo que resulta bastante cara.
-Como te llamas?- me preguntaste.
-Esperanza...
-Que nombre es ese?
-Es terrestre, lo eligió mi madre, Cómo te llamas tú?
-Mattías.
-También es terrestre.
-Sí? No lo sabía.
Mientras conversábamos me explicaste que eras el hijo menor de una familia muy conocida en la ciudad, mientras yo te contaba que soy mitad terrestre.
-En serio?
-Sí.
-Has estado allá?
-Sí...
-Cómo es?
-Hay mucho ruido, las personas caminan rápido por las calles, sin mirar ni saludar a nadie. Los que fueron amigos durante mucho, después de algunos años sin hablarse se olvidan mutuamente... algunos hijos olvidan a sus padres en alguna casa de ancianos, las madres matan a sus hijos mientras estos se están gestando dentro de su propio cuerpo. Algunas personas comen hasta hartarse los platos más caros, gastan millones en joyas, adornos y ropas, tienen casas enormes con más habitaciones de las que necesitan realmente, mientras los más pobres sobreviven apenas, casi muertos de frío y hambre, viviendo en casas de cartón y plástico. Miles de personas mueren cada año en accidentes automovilísticos, enfermedades mortales, armas creadas por el hombre y que utilizan para eliminarse mutuamente, algunos mueren por el consumo excesivo de drogas adictivas que ellos mismos inventaron y que usan de mala manera. Destruyen la naturaleza a su alrededor, sin tomar en cuenta que esta es la causa de que ellos existan ahora, que si es destruida ellos morirán con ella y no servirán de nada sus artilugios electrónicos para detener la destrucción...
Me miraste perplejo y es que este planeta es tan diferente a la Tierra... esa etapa ya la superamos, no sin esfuerzo, y eso está claro, tenemos la ventaja de poder ver lo invisible, lo que ellos llaman mágico y les parece imposible, simplemente porque no pueden descubrirlo, porque no pueden verlo... Existen tantas cosas maravillosas que están ahí y ellos descartan por “improbables”.
Desde ese día te seguí como tu sombra, creo que me aceptaste como tu amiga. Fue por ti que logré cambiar y ser más tranquila, aprendí a ser más paciente, discreta y a la vez directa, a decir sólo lo que tengo que decir, lo que es necesario, sin hablar de más...
Gracias a ti, supe como cría a mi único hijo de la forma correcta. De hecho fue tu idea que se llamara así, yo quería ponerle Alexander para decirle Alex, pero tú dijiste que más valía bautizarlo Alex de inmediato para que todos lo llamaran así.
Más tarde supimos que algo andaba mal con Wenl... y era grave.
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