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Obsequios bastante útiles

Ordenados alfabéticamente estaban los libros en el nuevo estante que le había regalado el tío Franco a Malena por el día de su cumpleaños, no terminaba de agradecerle su gentileza y en retribución a su esfuerzo le obsequió un Manual de dudas idiomáticas porque su tío abofeteaba al español sin piedad, le agregaba consonantes a las palabras, confundía la b con la v entre otras cosas, tal vez su trabajo de carpintero no le permitía tomarse el tiempo para aprender, ya que trabaja muy duro y era el único de su familia que lo hacía, hasta cierto punto era comprensible, cuando Malena le corregía siempre decía lo mismo -mientras me entiendan los clientes, hablar bien no me dará más dinero.

Resignado Franco a aceptar el regalo miró el libro, sintiéndose realmente comprometido a leerlo y no le agradaba la idea, pero igual le agradeció a Malena y se marchó a casa, al llegar tiró el libro por ahí, se sentó en la mesa del comedor como todos los días a disfrutar de la cena preparada por su mujer y luego se fue a dormir; de pronto su sueño fue interrumpido por aullidos de lo que parecía ser un cachorro, se despertó alterado y observó un perro en el patio de su sobrina, y recordó que era uno de los regalos, regresó a la cama maldiciendo e intentó dormirse, así paso varias noches con los ladridos y aullidos de "Simón" el labrador de Malena la que siempre le preguntaba que si esas ojeras eran de lo mucho que repasaba el manual, el tío Franco, sonreía y decía -Sí, Malenita estoy aprendiendo mucho- Malena contenta lo felicitaba y le decía que ella también se desvelaba leyendo a Sábato.

Franco hizo de todo para dormir desde ponerse algodones en las orejas y hacer el amor más seguido con su mujer ya que lo relajaba e invitaba al sueño, pero sobre todo no quería quejarse con Malena, pues apreciaba mucho a su sobrina y no quería decepcionarla y menos hacerla sentir mal porque además de ni siquiera saber dónde había dejado el libro aquel, su maldito perro no lo dejaba dormir, hasta que no soportó más, corrió a la cocina cogió lo primero que encontró fue hasta la ventana de su dormitorio y se lo tiró al perro, al instante se calló, entonces pudo dormir como un recién nacido.

Al día siguiente, encontró a Malena que con el rostro triste le preguntó -¿Tío por que tiraste el libro que te regalé al patio?, el perro lo mordió y ya no sirve más.
Franco se quedó pensando un momento y luego le contestó -Gracias por el regalo, maté dos pájaros de un solo tiro.

Texto agregado el 09-07-2005, y leído por 199 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
10-09-2005 juas juas!! vickiza
06-08-2005 Delicioso cinismo. La ignorancia es la madre de la felicidad. Coyotito
 
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