Si este mundo fuese realmente justo
solidario, y absolutamente equitativo,
si los hombres lo trozaran todo
repartiéndolo en porciones iguales
a cada habitante de la tierra, si a cada uno
le tocara su brizna de aire, su trozo de pan,
sus granos de oro, su bolsa de sal, su agua
y el compromiso de ganárselo todo con trabajo,
con esfuerzo y con una sonrisa en sus labios,
si los estadistas ya no buscaran excusas
para ocultar su ambición desmedida, si las patrias
fuesen una sola patria, si los imperios declinaran
y la marea de las razas hermanadas
en un himno de concordia cantasen al amor
esta tierra sería otra y los odios naufragarían
por el peso de la sin razón, entonces
sus pregoneros cambiarían de oficio, crecerían
y codo a codo con el resto, lucharían
por ganarse el sustento y la riqueza, el amor
y la cosecha, el volcán y el paraíso, este mundo
recuperaría sus colores y los tiburones
masticarían algas y los cocodrilos mandarinas
la boa abrazaría para año nuevo y soltaría, la hiena
sonreiría menos y trabajaría más, los buitres
comerían carne fresca, las hormigas
esperarían su turno y las moscas lavarían sus patas
la abeja recibiría paga por su miel bendita
y las aves reinarían sin la espada sobre su pescuezo,
el avaro sería justo y el justo menos arrogante,
los terroristas tejerían chalecos y los leguleyos
sembrarían avena en los campos yermos,
Dios sería más moderno y acaso más interactivo
y yo, preocupado por ganarme mi porción de pan,
mi jarra con agua, mi puñado de oro, mi saco de sal
y mi porción de amor, me esforzaría en los campos,
en la mina y en los corazones cristalinos en vez de
escribir tanta sandez, tanta candidez solemne,
tanta estupidez manifiesta sobre este mundo injusto
que por injusto es perfecto y por perfecto, redondo
como una bola perdida en los océanos del cielo…