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TERROR EN LA WEB

Empezó todo de una manera aparentemente normal, que, en todo caso, no hacía sospechar el desenlace y, muchos menos, el final...
A un amigo que hice visitando un sitio literario de internet, le consulté si tenía obras publicadas (ya que sé lo difícil que es lograrlo, así que cualquier dato es bienvenido y guarda un sello de esperanza); me contestó que sólo en la web, que lo visitara en una dirección URL que me proporcionó.
No aguanté la curiosidad y quise conocer sus obras enseguida... Me metí al sitio, encontré a mi amigo allí, lo leí, me registré, ingresé algunas creaciones propias y curioseé por aquí y por allá entre los textos de algunos de los miembros del grupo. Me agradó mucho; al poco recibí visitas y comentarios, y se formó, con los días, un ameno y gratificante encuentro cultural, de variadas y ricas tendencias.
Hasta aquí, todo bien... Pero fue cuando revisé mi Libro de Visitas (lugar donde se reciben y envían mensajes entre los miembros del grupo), cuando me topé con un enigmático mensaje de Xiantshu... “Me gustaría que visitaras mi sitio”... Bien, pensé, quizás es una escritora que recién se inicia en el apasionante mundo de las letras y desea recibir algún tipo de comentario o crítica... En ese momento no tenía mucho tiempo, por lo que, al día siguiente, a la hora acostumbrada, ingresé al sitio y me acordé de Xiantshu... Me metí de hacha en su producción literaria... Me llamó la atención el hecho de que sólo había colocado haikus en su bibliografía... Abrí uno, y quedé entre asombrada, extrañada y confundida: “Los Pasos” era el título y el contenido el siguiente: “Yo doy los pasos, tú me sigues, y ni siquiera lo notas”... Sacudí la cabeza, tratando de digerirlo y concentrarme en la tarea emprendida. Recobrado el equilibrio, abrí el segundo: “Los Silencios” de título y de texto “En esos espacios que deja el viento, entre ráfaga y ráfaga, si estás atento, me puedes percibir”... Este lo encontré más poético. Con ánimo me dirigí al siguiente: “Angustia”. “Soy como el sarro entre tus dientes; me cuelo imperceptible, constante, hasta que un día notas que el hueso ya está débil y es muy tarde.” ¡Miércoles!, exclamé. No, jueves, me corregí mentalmente acordándome de que mañana tendría que tenerle tipeado el texto a esa cliente tan amarga y puntillosa...
Bueno, ya con eso, sólo tenía morbosa curiosidad, más que interés literario. Abrí resuelta el que decía: “Luminosidades”, y en el interior, decía lo siguiente: “Cierras los ojos y parpadeas repetidamente, como si estuvieses recibiendo descargas eléctricas... Y no me ves aún, porque no haz mirado el espejo...” ¡Mierda...! Exclamé, esta vez más fuerte y sin corregirme. Abrí resuelta el último, como para darle un finiquito rotundo a la empresa. Ya a estas alturas me había hecho la idea de que Xiantshu era una poetisa algo “tocada”... No sé por qué, en realidad, desde el principio la asumí como mujer... Título: “La Parca”. Contenido: “Cáncer. Es la fuerza incontenible. Ciega y callada. Te acecha y estrangula. No sabes nada hasta que lo sabes”. ¡Chucha! Esta expresión se me escapó del alma...
Medio enrabiada y molesta, quise saber quién era Xiantshu realmente y me dirigí con dos clic veloces a su biografía.
Antes de leer nada, me quedé como congelada viendo su fotografía... Era una cara de mujer, delgada, mucho, con los ojos enormes, con aureolas redondas, casi negras, en su entorno, como ojeras impuestas por una terrible enfermedad... Me estremecí. Sentí miedo, lástima, y de nuevo miedo...
Algo había en ella que no me permitía quitarle la vista; me quedé como colgando, sin parpadear ni reaccionar varios minutos, contemplando el brillo de sus ojos, casi maligno, rodeado por esas oscuras ojeras, casi cuencas de calavera... Al fin, cerré los ojos y los mantuve así un rato, calmando esa agitación interior que sentía... Luego, los abrí bruscamente y girando la cabeza me concentré en el texto agregado (no quería ver de nuevo esa mirada...). Su presentación personal no decía más que esto, ya conocido:

“Los Pasos”

“Yo doy los pasos,
tú me sigues,
y ni siquiera lo notas”...

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“Los Silencios”

“En esos espacios que deja el viento,
entre ráfaga y ráfaga,
si estás atento,
me puedes percibir”...

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“Angustia”

“Soy como el sarro entre tus dientes;
me cuelo imperceptible, constante,
hasta que un día notas que el hueso
ya está débil y es muy tarde.”

------------------------------

“Luminosidades”

“Cierras los ojos y parpadeas repetidamente,
como si estuvieses recibiendo descargas eléctricas...
Y no me ves aún,
porque no haz mirado el espejo...”

------------------------------

“La Parca”

“Cáncer.
Es la fuerza incontenible.
Ciega y callada.
Te acecha y estrangula.
No sabes nada hasta que lo sabes”.

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Me quedé confundida; sin entender qué hacer ni qué seguía con esta rara historia. La volví a mirar. Sé que las imágenes de esta página son estáticas, pero..., ¡lo juro!, aunque crean que estoy loca... Esos ojos ondulaban hacia atrás, hacia dentro de ella, como en un remolino que giraba imperceptiblemente adentrándose en su interior, más y más profundo cada vez, hacia su inconciente... Es una loca, es una loca, me repetía una y otra vez, sintiendo un frío intenso y un pánico invadirme de a poco, cada vez más fuerte. Respiré hondo; me autotranquilicé: Debe ser el estrés... Ya te vas a olvidar... Luego los abrí serenamente, y noté que su boca (una fea mueca de seudo sonrisa), se tragaba el aire, como si fuera viento que se absorbiera hacia dentro de ella... Me pareció (pero, definitivamente ahí decidí apagar el computador sin cerrar ninguna ventana, a lo bruto), oir una pequeña risita, como “Je, je... Je, je...”, débilmente. ¡No! Dije. Busqué los cigarrillos y salí al patio, sintiéndome entre indignada y alarmada...
Fumando, me dije que seguramente me tenía los nervios de punta el maldito trabajo que estaba haciendo para la maldita vieja de la cliente esa...
Los días siguientes procuré ingresar a la página como de costumbre y hacer caso omiso al recuerdo (que insistía en colárseme en la mente cada pocos minutos), de Xiantshu... Pero, sí, cada vez más frecuentemente, oía esa desgraciada risita que me ponía los nervios de punta y me erizaba los pelos de la nuca junto con un escalofrío...
A las dos semanas, la molesta risita era evidente y no podía dejar de sentirla... Aunque jamás visité de nuevo la página de Xiantshu ni le hice ningún comentario respecto a mi visita.
Nerviosa, falta de sueño, irritada por esta persecución virtual, o acoso virtual, enojada, acabé por apagar los parlantes... Entonces, al día siguiente, apareció este mail en el outlook: “Sé que estás ahí”... Por supuesto, el remitente era Xiantshu... Inmediatamente, como un auto-reflejo, la bloqueé...
Al otro día, en la hora de colación, revisé el Hotmail en el trabajo. ¡Otra vez, entre los nuevos sin leer, estaba Xiantshu!... “Te vigilo”, uno... “No intentes escapar”..., otro. “El que la busca, la encuentra”..., el tercero.
Esta loca me estaba volviendo loca a mí (ya no tenía uñas qué comerme). La bloqueé ahí también. Me fui a ver mi correo de Yahoo, con la certeza de que iba a encontrarla de nuevo en esta dirección... No me equivoqué. Tenía dos mensajes nuevos; los dos de ella...
Me agarré la cabeza, desesperada... Ahí mismo decidí abrir todas las direcciones URL en que tenía mis datos y borrarlos. Eliminé el ICQ, la mensajería AOL. Me borré de los buscadores de empleo... Pensé en qué otro lugar de internet había puesto mis antecedentes personales... Saqué mi e-mail de todos los registros en que me había metido...
Estaba ahogada, sofocada... Llegué a mi casa más en otro mundo que en éste...
Abrí la puerta, en la oscuridad húmeda de mi casa sola, oí la risita, “Je, je... Je, je...” Entre irónica y cínica... ¡¿De dónde salía!?... Y prendí las luces aterrada, vigilando nerviosa a cada paso que daba todos los rincones, encendiendo luces, quisquillosa, recelosa, acobardada... Me estaba ganando y no sabía por qué se las había agarrado conmigo...
Tomé la botella de cognac que tengo para remojar tortas y bebí bruscamente tres sorbos fogosos y ardientes... Sentada en el suelo, desesperada, sin explicaciones y sin respuestas, encendí un cigarrillo, cada vez sintiendo más rabia, impotencia e indignación... Miré con furia hacia el computador apagado... Me levanté de un salto y tiré de todos los cables, desenchufando el fax, el escáner, la impresora, la CPU... Como si fuera poco, arranqué los que iban al PC también... Dejé la cagada... Pero no sabía qué más hacer...
Me acosté disgustada y temblando de miedo, sin querer hacerlo, sin poder evitarlo... Pero esto era más fuerte que yo. Me sentía violada, espiada, invadida... Qué se yo...
Con esfuerzo, dejé de pensar y me dormí como a las cuatro de la mañana; me despertó un telefonazo violento... El corazón se me encogió en un puño de hielo; sentía que la garganta se cerraba, ahogándome. Di un brinco y fui a atender...
Levanté el auricular y oí: “Je, je... Je, je...” Y simultáneamente, vi en mi mente esa cara demacrada de ojos brillantes tragándose el aire y las almas por su boca entreabierta... Descolgué el teléfono asustada, aterrada, cansada, resignada y sin fuerzas... No volví a dormir y fumé todo el resto de la noche sentada en la cama con la luz encendida.
Cuando me levanté para ir a trabajar, verifiqué que el teléfono siguiera descolgado... Todos los cables estaban desparramados por el piso. No quería más sorpresas.
Me metí en la ducha tras beber un café que me supo amargo a pesar de las tres cucharadas de azúcar que le puse.
Mientras me jabonaba, tenía susto; horror, más bien dicho. Miraba el techo, tratando de descubrir algo anormal; corría la cortina de baño a la menor sospecha de que hubiera “algo” en la casa conmigo...
A la noche, cuando llegué a la casa, abrí con recelo: temblándome la mano, casi sin poder darle a la cerradura con la llave; empujé la puerta con el pie y retrocedí dos pasos... Esperando sentir o ver algo...
No pasó nada. Me decidí a entrar encendiendo inmediatamente todas las luces de la casa (que no apagué sino hasta la mañana siguiente).
Me acosté, sin cenar, sin ducharme, sin ganas de seguir conciente... No quería pensar, y no podía no hacerlo. Sí me dormí, a eso de las tres de la madrugada, creo...
Desperté tipo cinco, sobresaltada, apretujada a mi miedo, con los músculos tensos. No quise moverme, tratando de espiar quietamente, sólo con los ojos; intentando oler que sea, captar algo... Me pareció percibir un olor extraño, como a aceite azumagado... Parecido a ese olor que había al levantar la máquina de coser Singer de mi mamá y meter la cabeza en ella... Pero, menos a máquina, a motor, y más a rancio...
Qué extraño, pensé, pero no oí ni vi nada cuando me decidí a incorporarme.
Me preparé un desayuno magro y me fui a la ducha, decidida a abandonar cuanto antes mi hogar, aunque fuera temprano aún, pues esa tensa calma me estaba matando...
El agua corrió por mi cuerpo desnudo; me sentía vulnerable y acosada. Con miedo, con pavor... Sentía que me miraban, que me vigilaban, que me acechaban...
Mientras me echaba el champú, cerré los ojos para que no me entrara en ellos, aprovechando de masajear mi eléctrica cabeza, cuando sentí más fuerte el olor a aceite rancio... Me sobresalté, comencé a temblar, sin poderme contener, todo el cuerpo, de arriba abajo, de abajo arriba... Retuve la respiración; “algo”, una mano supongo, tocó mi hombro izquierdo... Me estremecí más aún; los dientes me castañueleaban incesantemente; ya estaba sintiendo el gusto a champú en la boca; esperaba oir la “risita” en cualquier momento..., pero no quise darme vuelta, ¡por ningún motivo! No quería ver ese rostro que sí veía tan claramente en mi mente... Tragándose el aire por la abertura-mueca de la boca, con su risa sardónica hacia adentro, “Je, je... Je, je...”, con sus ojos brillosos, penetrantes, juzgadores, conocedores, girando hacia adentro en sus cuencas redondas y negras...

María Luisa Landman R.

Texto agregado el 09-07-2005, y leído por 1075 visitantes. (13 votos)


Lectores Opinan
29-01-2007 ¡Brr....! (Voy a apagar el PC por ahora)... ***** PepinoelBreve
20-07-2006 Suspenso manejado con maestría. Tiene muchas palabras como para ser leído en PC, pero no se notan porque es un relato ágil. Mis 5* Dehumanizer
08-01-2006 María Luisa: llegué a vos a través de loretopaz y le agradezco el dato. Tu cuento es excelente y mantiene la tensión desde el principio al fin. Mis 5* rumel
24-11-2005 Te pasaste, es ingenioso, y ¡qué susto! Brrr loretopaz
15-08-2005 vaya, que buen relato de suspenso..! lo manejas estupendo. un abrazo. moribunda
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