La hora apremia, el temporal de viento y lluvia arrecia en la ciudad, la gente saliendo del trabajo se pelea los taxi colectivos por llegar luego a casa, ya casi son las siete de la tarde y debo llegar a una conferencia... ¡un caos! De pronto, a punto de alcanzar al fin un colectivo suena mi celular; como puedo, entre carpetas, grabadora, y paraguas, rescato de mi cartera el teléfono casi sin alcanzar a ver el numero, producto de la lluvia que a esas alturas ya había empapado mi impermeable y el agua escurría por mi cara...
- Holaa?, como estas?
- Hola, pero ¡que linda sorpresa!
- ¿cómo estas?
- Ufff, bien, aunque algo empapada, ¡llueve que es un gusto!
- Ah si? Acá no llueve, tenemos buen clima...
Al fin logre tomar un taxi bus, y entre el ruido del motor, los pasajeros, el temporal, casi no podía escuchar lo que me decía, pero era su voz, sin duda... esa voz que durante tanto tiempo soñé volver a oír... Adivino que el trataba de imaginar el panorama que yo le pintaba, no paraba de reír, seguíamos charlando, una charla casi infantil, sin darme cuenta en medio de la algarabía, me pasé un par de cuadras de la universidad donde se dictaría el seminario, ya estaba atrasada, pero ni siquiera me importó demasiado, me volví bajo la lluvia torrencial las dos cuadras demás, sin siquiera abrir el paraguas, ¿para qué? si el agua que chorreaba desde la punta de la cabeza a los pies era una fantástica caricia, seguíamos hablando, los faroles de la plaza y los charcos que pisaba en medio de la tenue luz, eran el cuadro perfecto de una película romántica, de la cual era la protagonista. Llegué a mi destino y nos despedimos. Cuando registré mi invitación, la secretaria se me quedó viendo con cara de lástima. ¿No quiere pasar a secarse un poco antes de entrar? No, no se preocupe, ¡ya estoy atrasada!... ¿Como explicarle que estaba tan feliz? Que acababa de vivir la aventura más hermosa en mucho tiempo...
©eleangel
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