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El condenado a muerte ya había sido encadenado a una silla y el sacerdote elevaba una oración que nadie escuchaba porque todos estaban pendientes de ese hombre que pronto recibiría una andanada en su pecho, cobro ejemplarizador para dejar contenta a una sociedad que mucho antes había degustado con perverso afán los pormenores de sus horrendos crímenes. Cuando los fusileros ingresaron calzados con zapatillas para que el condenado ni siquiera adivinara el segundo exacto en que las balas lo enviarían a la nada, quienes presenciaban la luctuosa ceremonia, carraspearon nerviosos ante la perspectiva de no saber cual sería su reacción cuando ese hombre fuese tan sólo un muñeco sanguinolento.

Pedro Millares se había juramentado a no cargar sobre su conciencia con un crimen legal. Fatalmente elegido para cumplir con esta instancia, se produjo una marea de sentimientos contradictorios en su alma atada a tantos códigos disciplinarios. ¡No! El no dispararía contra aquel hombre ya que sus creencias afloraban con la fuerza de la convicción. Sabía que existía el expediente de una bala de salva que más serviría para auto engañarse que para facilitar el consuelo de una culpa reflotante.

Cuando el capitán levantó su sable, el corazón de Pedro se encabritó en su pecho. Y en el momento en que la hoja descendió bruscamente, una horrenda descarga estremeció el recinto, activando ecos de muerte. Pedro apuntó hacia arriba, la bala rebotó en una cornisa y por esas desgraciadas circunstancias, regresó veloz como un diminuto insecto de fuego y se alojó certera en su frente.

Segundos más tarde, dos bultos eran retirados de la escena, uno abatido por las manos de la justicia y el otro por el azar, que acaso y sólo en ese momento, quiso castigar la inconsecuencia de aquel soldado…











Texto agregado el 08-07-2005, y leído por 270 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
01-08-2005 Muy bien narrada esta ejecución. Quizás le faltó un poquitín más de morbo. castillo
09-07-2005 Echando mano del refranero popular podría decirse que Pedro, bendito entre los justos, "escupió para arriba". alipuso
08-07-2005 Te felicito es un buen texto, me gustó mucho, lo mejor es el final... un gran abrazo. jackievidela
08-07-2005 me gusto mucho. Revelador.. 5 estrellas pirucka
 
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