AYER HOY UN GRITO

Ayer oí un grito desgarrador que provenía desde las entrañas de un ser poco común a las vistas pasajeras, que merodean sin cuidado esta jaula.
Ayer mientras mis pasos avanzaban oí un grito, un grito desesperado en la mirada de un ángel desterrado del reino.
Era su mirada pura mezclada con el dolor que propina la soledad, la que encarnaba su amargura, en mis ojos.
Sus lagrimas se deslizaron por la mejilla, recorriendo en picada su delicada piel.
Sus lagrimas, sobre el polvo fueron a caer.

Palpe su mirada,
Sentí su mirada,
Sacie mi sed con su mirada.



Encarnó en mi su inocencia,
Que oculta estuvo en la densa oscuridad de una sentencia,
envuelta en capullos que florecieron cuando en su rostro se dibujo una sonrisa,
el día en que la mariposa se poso en su alma
Adornándola de la frescura del alba.