Una voz Ilumina la sala
mueca de mareas dulces
Cabello de mil dardos
clavo la mirada en su sonrisa
suaves ojitos felinos
me acarician con su gracia
un trago de esa luz envenena
irreversible, agridulce, sincera
otro tiempo nos desvela
esta vida por un rato
sangra demasiado menos
rompo roces de mil cuerpos en vano
y me desarraigo por ahora del suicidio
mentí por última vez antes de partir
hacia el camino del espiritu sin calma
tarde reconstruí tormentas mentales
sin solución brindo por el sonido
del exorcismo celestial del momento
te dije amor, me dijiste adios
te dije sol y navegamos tu luna eterna
embarcado hacia aires perfumados
miré para atrás por última vez
y el sueño se fundió tan rapido,
y el cielo no cayó tan de repente
y besé la mas hermosa promesa
caminar en manos de juegos dulces,
corazones deshaciendo demasiadas dudas.